¿Nos apetece hablar de fútbol en Valencia?

Me pregunto si en el entorno del Valencia nos apetece hablar de fútbol, porque aunque eso tendría que ser lo que nos moviera de verdad, al final es lo que menos hacemos. Y es incluso posible que sea lo que peor hacemos. Vamos con nuestras guerreras, nuestras filias y nuestras fobias, y paramos muy poco a analizar los simples aspectos del juego, los matices, las situaciones particulares, lo que hay un poco más allá de seguir el balón con la mirada.

Y mira que este año tenemos un equipo y un entrenador que invitan a que hablemos de ellos, pero siempre nos puede la tentación de andar trasteando con nuestras batallas, que siempre pensamos que son lo que más le importa a la gente, y como me escribió alguien el otro día, “no todos los aficionados somos mono neuronales y manipulados, muchos queremos saber”. Y la verdad es que esta frase me hizo pensar, y mira que tendría que ser evidente y sencilla. Estos días de decano liguero nos hemos decidido a hablar de Miguel Zorío y sus cosas, que me generan las mismas dudas que antes de saberlas, de renovaciones que pasan de puntillas, caso de Thierry Rendall, o de movimientos que tampoco parecen decirnos nada, como las posibles ampliaciones de Soler o Gayà.

Aquí andamos con que al Barcelona, que es una banda, le tenemos que meter 4, y que lo importante es que Lim se vaya a Singapur. Y ya os digo yo que eso pasará un día, antes o después, y que cuando ocurra, si no mandan los que queráis cada uno, o no os den lo que pidáis, el problema va a ser el mismo. Y seguiremos sin hablar de fútbol. Y habría muchos aficionados que no serán mono neuronales y manipulados. Pensémoslo.