Valencia CF, un club acostumbrado a resurgir

Opinión/ La competición acaba de comenzar pero si algo ha demostrado el Valencia CF como club es su capacidad para resurgir en los peores momentos

Jose Hernández | 04 SEPT. 2021 | 08:00
Bordalás

A estas alturas pocos pueden negar que la llegada de Meriton y Peter Lim fue lo peor que le pudo ocurrir al Valencia CF durante la gran crisis social y económica que vivió la entidad. Tampoco nadie puede discutir que todo aquello llegó tras años de guerras en los que mucha gente no estuvo a la altura y como suele pasar, primaron los intereses personales sobre los de la institución. Hubo algún chispazo de positivismo en este tiempo pero en líneas generales la gestión de la actual propiedad ha sido absolutamente nefasta y llevó a la afición a un estado de desafección como no se recordaba en la ciudad.

El problema de base sigue latente por mucho que la parcela deportiva presente signos de recuperación, pero sabiendo eso también hay que reconocer que este Valencia CF ha dado señales de vida. Hablamos del Valencia de Mestalla y el "Cap i casal", evidentemente no del de Singapur ni del club que sigue secuestrado negando la voz a sus aficionados en las redes sociales, con un máximo accionista desaparecido y gestos que no empatizan con nadie; lo único que consiguen es crispar todavía más un ambiente que está muy turbio desde hace demasiados meses. Pero como decimos, si de algo sabe este club es de reconstruirse y rescatar sus valores competitivos. Quizá ese era el verdadero ADN del Valencia del que tanto habló Bordalás a su llegada.

El Valencia CF es un club asiduo a caer pronto cuando toca la cima. Ocurrió en los ochenta tras besar la gloria europea y descender años después al más absoluto de los infiernos sin ninguna razón coherente que lo explicase. Aunque muchos auguraban su desaparición el Valencia volvió, y lo hizo con más fuerza que nunca firmando la que probablemente es la mejor página de su historia junto a la etapa dorada de los años cuarenta. Tan solo habían pasado 14 años y el equipo pasó de la segunda división a jugar nada menos que dos finales de Champions (ver para creer).

Tras los años de bonanza y las ligas de Benítez el Valencia volvió a caer en la indefinición y la nostalgia permanente. Los problemas sociales se acrecentaron y la entidad terminó en manos extranjeras; desde entonces todo fue una montaña rusa. Años en los que se coqueteó con el descenso firmando números vergonzosos con otros en los que el Valencia estuvo en la élite e incluso tocó metal. Los peores presagios estaban en boca de todos pero pese a ello el club resistió. Ahora la ilusión vuelve a reinar en el ambiente de la mano de Bordalás y una plantilla que convence....y es que quizá, ese es el destino del Valencia CF y resulta complicado luchar contra él: un club acostumbrado a las grandes caídas pero también a las más inesperadas resurrecciones.