La costumbre del Valencia de no tratar a sus leyendas con respeto

Este fin de semana ha sido el cumpleaños de Marchena, y hace unos días el de Baraja, y eso me ha hecho recordar muchas cosas

Toni Hernández | 01 AGO. 2021 | 08:00
Baraja y Marchena

Meriton no ha inventado el hecho de maltratar a las leyendas del Valencia. Sí, alguno puede quedarse de piedra, pero por desgracia esto no es nuevo en este club, ni Dani Parejo o Rodrigo Moreno fueron los primeros, ni desde luego, los más importantes que tuvieron que salir por la puerta de atrás. Y repito de nuevo mi postura a este respecto. La salida del delantero estuvo bien hecha pero muy mal "vendida". Lo de Parejo no tiene nombre de ninguna de las maneras, y es un acto por el que estos dirigentes actuales deberían pedir perdón.

Este fin de semana era el cumpleaños de Carlos Marchena, y hace unos días, en el mismo mes de julio, lo era también el de Baraja. Con todos los respetos hacia nadie, comparar a estos dos jugadores con cualquiera que se haya puesto esta camiseta en los últimos 30 años es casi una ofensa. Pues bien, el Pipo se enteró por la tele que no iba a ser renovado, y el sevillano fue regalado al Villarreal por 2 millones de euros. ¿Nos imaginamos que Meriton manda a un rival directo a un tipo de 31 años, ganador de 2 Ligas, 1 UEFA y 1 Supercopa de Europa, y campeón del Mundo y de Europa con España? Pues no, eso no lo hizo Murthy, que le pega, sino Manolo Llorente. Ah, lo de Baraja también fue cosa suya, por cierto.

No, esto no es una defensa de nadie, que repito de nuevo, si Lim vende hoy, mejor que mañana. Y lo que se ha hecho desde el verano de 2019 no tiene nombre, o si lo tiene es muy desagradable. Simplemente constato el hecho de que la grandeza de un club está siempre por encima de sus dirigentes coyunturales, y que nosotros debemos ser siempre los guardianes de esa conciencia. El día que se fue Carlos me prometí que no volvería a entablar amistad con ningún jugador del Valencia. No he cumplido, pero tengo claro que es recomendable para ser más frío y no saltar ante determinadas barbaridades.