La conclusión de la temporada del Valencia es sencilla: (casi) todos, en todos los cargos, fuera

El peor Valencia en Primera de todos los tiempos tiene un máximo culpable, que se llama Peter Lim, y después otros responsables que tampoco han estado a la altura del club y que no han mejorado en nada la nefasta gestión del máximo accionista en los últimos meses. Todo cabe en la misma frase, porque al final, una cosa es no tener plantilla para poder pelear por estar entre los cuatro primeros, y otra pasarnos el año entero mirando hacia abajo con el descenso quemándonos el trasero muchas semanas.

Todos deben estar en la calle cuando acabe la temporada. Los responsables, los que han tenido peso en las decisiones y en la ejecución del año. Porque en cualquier empresa, en cualquier club del mundo, después de un año como este, no debería quedar nadie. Ahora bien, está claro que para poder tener esa catarsis absoluta hace falta un plan. Y para ello es básico que alguien con capacidad para ejecutarlo lo tenga, y que por supuesto, esté rodeado de profesionales del máximo nivel. Y que incluso puedan rescatar a gente de este año que puede ser válida para el futuro.

Pero de salida, todos fuera, después de la salvación matemática. ¿Lo digo por el Príncipe de Johor? No sé si va a venir él o quién, pero tengo claro que ese cambio radical es tan importante como el aire para respirar, y que se tiene que dar de forma impepinable. La vergüenza de este año se debe pagar, porque es indigna de un club como este, por muchos problemas que hayamos tenido de todo tipo. Por eso no puede quedar nadie de salida, nadie. Y luego, ya veremos.