Juan Roig y la compra del Valencia: no podemos "usarlo" siempre de comodín

Siempre sale su nombre ligado a la "obligación" de salvar al club, pero pocos recuerdan, quizá son jóvenes, que se le echó de malas maneras hace 20 años

Toni Hernández | 17 FEB. 2021 | 09:00
Juan Roig

"Llorente, el Valencia no es Mercadona". Puerta de las oficinas del club en la Antiga Senda de Senent, hace ya muchos años. La pancarta estaba delante. La prensa haciendo fotos. Aquel día fue el final de un largo proceso que culminó en que el mejor empresario valenciano de todos los tiempos, Juan Roig, no terminara siendo el máximo accionista y presidente (o no) del Valencia. El equipo de su vida, por cierto. Ese maldito día rematamos un proceso del que nos hemos arrepentido toda la vida, aunque hay momentos que es más doloroso que otros.

"Esto no puede ser el club de los Ros" (Morata quería decir Roig, pero no le salía). Durante años, a cuenta de Paco, se le dieron palos y palos a Juan, y a Fernando antes de comprar el Villarreal. Pero aquel verano, cuando se mezclaron las cosas, los hermanos tomaron la decisión de poner todas sus acciones a la venta en una notaría de la calle Las Barcas. A su precio nominativo, por cierto, sin ganarle un solo euro. Ese día se le fue Juan Roig al Valencia. Y tengo muy claro que para siempre. Mucho tendría que cambiar todo para que no fuera así.

Juan no quiere comprar el Valencia, aunque como a todos los valencianos (y valencianistas) le duele verlo como está en todos los sentidos. Pensar que él es la solución, o que incluso está de alguna forma obligado a serlo, es una barbaridad, es ponerlo entre la espada y la pared de una forma rastrera y mezquina. La misma que se usó en su día para "echarlo" de su casa. No podemos usar siempre a Juan como comodín para arreglar nuestros desastres. Ojalá y él quisiera, ojalá. Pero su cabeza y sus ideas están en otras cosas, haciendo grande esta ciudad, haciendo grande al Valencia Basquet, haciendo grande a Mercadona. Lo tuvimos en la mano, y escupimos en esa mano. Somos unos genios de cojones, de eso no cabe duda.