Reflexiones sobre Martín Queralt y "De Torino a Mestalla"

Cada uno tiene su opinión sobre las cosas que pasan, y diferir en la forma puede que no esté reñido con no hacerlo en el fondo, que al final es lo importante

Toni Hernández | 28 ENE. 2021 | 07:30
Juan Martín Queralt

Las alternativas al Valencia de Peter Lim parecen estar personalizas en Juan Martín Queralt. Parto de un principio que no tenía hace 15 años: el respeto. Confieso, y no tengo porqué no hacerlo, que nunca me ha caído bien, que nunca me lo he creído. Es una cuestión de afinidades, y con unos las tienes, y con otros, no. No pongo en duda el valencianismo de Martín Queralt, ni el de nadie, pero no entiendo el Valencia como lo entiende él, y como en parte, excepto LibertadVCF, lo de hace “De Torino a Mestalla”.

Y no entiendo esto como algo malo, porque de entrada tenemos todos varios puntos en común. Amor por el Valencia, convencimiento de que con este Peter Lim que hay ahora y la política de Meriton no vamos a ninguna parte (buena) y que hay una necesidad de cambiar las cosas. Hay que buscar los nexos de unión, nunca los puntos que nos separan, porque esos siempre llevan al enfrentamiento, algo que siempre nos ha debilitado a todos los niveles. Entiendo cuando Martín Queralt dice que el Valencia puede valer menos de 200 millones euros, aunque eso no lo decidimos nosotros. Y desde luego comparto el hecho de que “el Valencia es una sociedad anónima deportiva por imperativo legal pero es mucho más que eso, es una emoción, unas vivencias que se han transmitido de padres a hijos”.

Pero ni podemos saltarnos la ley ni hacer fichajes, construir estadios y pagar las deudas con sentimientos. El movimiento para generar alternativas es básico, como lo debe ser siempre una oposición con sentido crítico y amplitud de miras. Pero donde siempre he tenido el roce argumental es en las reglas. El Valencia, para nosotros, es lo que es y eso no va a cambiar nunca. Pero la SAD es una losa que tiene sus reglas, y no podemos vivir al margen de ellas. Aunque ni nos guste ser lo que somos ni tengamos tampoco la culpa.