La compasión no puede tapar la realidad del Valencia

El Valencia se salvó del desastre, pero el resultado no puede tapar las carencias y es necesario hacer un análisis frío y sin paños calientes

Jose Hernández | 17 DIC. 2020 | 07:50
Carlos Soler

El fútbol es caprichoso y en ocasiones cruel, no podemos llamarlo injusto ya que en este juego las premisas están claras y el ganador siempre es legítimo. Eso sí, partidos como el de ayer demuestran que muchas veces el premio no va acorde a los méritos, el Valencia evitó el desastre pero no así el ridículo. La fortuna de los últimos minutos y la lógica desequilibraron el partido, pero lo visto fue intolerable. El principal responsable es el entrenador, y en esta ocasión no sirve ninguna excusa que explique la imagen que dio el equipo ante un conjunto de futbolistas semiprofesionales. Era necesario presentar un once con rotaciones, pero el riesgo fue excesivo. Más allá de los jugadores utilizados, lo más censurable es que el técnico no encontró soluciones durante el partido.

Se vio a un Valencia impotente e indolente, y por supuesto la indolencia también fue cosa de muchos jugadores. Por mucho que el equipo estuviera repleto de futbolistas inexpertos, los jugadores deben ser conscientes de la camiseta que defienden y que nadie gana con el escudo. La excusa de la juventud puede servir ante equipos como el Atlético de Madrid, pero es bajar el listón demasiado si no señalamos la parte de responsabilidad de los futbolistas en un ridículo como el que aconteció ayer en Terrassa. Ante un tercera división el Valencia no puede firmar un encuentro así bajo ninguna circunstancia.

Mucho tiene que mejorar el Valencia y desde luego este no es el camino. La solución parece clara: trabajo, compromiso y fichajes. La pregunta es si la propiedad quiere seguir lapidando la imagen de la entidad o por el contrario tiene intención de rescatar al Valencia de la mediocridad.