Un drama de equipo llamado Valencia: Lim, reacciona de una puñetera vez

La imagen del equipo fue desastrosa, habiendo momentos terribles, muy duros, y sólo existe una forma de ponerle remerio inmediato

Toni Hernández | 03 OCT. 2020 | 22:48
Valencia CF

El Valencia - Betis empezaba con el objetivo de volver a conseguir un triunfo vital para los de Javi Gracia, y con Lee, en la semana que volvía a ser noticia, en el banquillo. Los visitantes, eso sí, arrancaban el partido dominando y jugando en campo valencianista. EL equipo, eso sí, se iba sacando el dominio, y pasado el minuto 10 se empezaba a encontrar más cómodo. Pero el Betis pegó primero, en una jugada que no se debió dar en el área, con un control de Canales impropio, y un rebote en Jason en el remate acababa en gol.

En el 22, Jaume salvaba el 0-2 con una parada antológica. Antes de la media hora, Gracia lo veía negro y empezaba a mover su banquillo. Arriba era una inoperancia absoluta, con falta de media punta. El equipo no era ni la sombra del martes en San Sebastián, totalmente desbordado, sin profundidad y a merced de su rival. En el 40, Guedes daba señales de vida, hacía una gran jugada para dejar solo a Maxi, y el uruguayo estaba a punto de marcar. Al descanso se llegaba con ese 0-1, y los peores 45 minutos del año. De largo.

La segunda parte arrancaba sin cambios, pero con la necesidad de que todo fuera muy distinto. El desastre de la primera mitad había sido demasiado. Había algo más de intensidad, pero sin ideas, sin acierto, sin llegada. En el 55, Gracia sacaba a Guedes y Jason para dar paso a Lee y Álex Blanco. Rebasado el minuto 60, el partido no tenia descripción. Era absurdo, con una serie de impresiones y errores que no se pueden ver en Primera. En el 67, una jugada extraña terminaba en un remate de Wass que no fue gol por muy poco.

En el 75, Joaquín destrozaba él solo al Valencia, daba el pase de la muerte a Tello, que remataba solo, y tras pegar en Diakhaby, hacía el 0-2. En el 80 entraba Soler por una sombra de Gameiro, porque el galo no estuvo. Vallejo lo hacia por Kondogbia. Pero tocaba la nada, el vacío. Un equipo que dio una imagen deplorable, que necesita fichajes como el comer, y cuyo máximo accionista debe ser consciente de una vez.