"Salvar al Valencia" no es algo nuevo, ni mucho menos

“Salvar al Valencia”, o “Salvem al València”. Se ha llamado de muchas maneras, ha estado presente en muchos momentos de la historia, especialmente la reciente, y para los más jóvenes, para nada es algo nuevo. Puede que en los tiempos que vivimos, con las redes sociales, todo parezca que tiene una dimensión mucho más grande, gigante, trascendental, pero al final, estas corrientes se dan cuando hay un estado de descontento y enfado que supera el normal, que siempre suele alto aun en los momentos en los que las cosas van bien.

Hasta hoy, y recalco que es algo que se ha producido hasta la fecha, pero que no tiene que darse de nuevo por necesidad, estos movimientos han terminado en nada, porque tenían una mala base, generalmente el ego, y al final, lo importante era quién mandaba y no lo que se debía hacer, es decir, responder al espíritu de su creación. Ahora mismo, esas redes sociales han creado varias corrientes de valencianistas que se están moviendo, que incluso han convocado concentraciones, que reciben el apoyo de ex jugadores y de personajes ilustres de la sociedad valenciana. Y por supuesto me parece bien, ¿cómo podría ser de otro modo?

Pero siempre y cuando se sustenten en querer cambiar las cosas de verdad, y no sólo a las personas que dirigen el club… para ponerse ellos o sus más allegados. No pongo en cuarentena nada, no soy tan arrogante, ni desprecio al que pueda pensar de un modo distinto a mí. He dicho y repito que si hay una alternativa seria y de verdad, iré con ella, pero debe ser eso, seria y de verdad. Meter presión a Peter Lim a nivel social puede ser una opción, sin duda, pero desde luego no es la solución. Al menos la que se intenta vender al entorno.