Reflexiones en una temporada para olvidar del Valencia

Más allá de lo que ocurrió ayer en el Sánchez Pizjuán, la reflexión debe ser profunda en todas las esferas del Valencia. Se ha fracasado y se pagaron las consecuencias de decisiones inentendibles en los pasados meses.

El Valencia debe aprender mucho de lo vivido en este curso, y nos referimos sobre todo a los gestores de la entidad. El club tenía perspectivas deportivas de crecimiento tras ganar la copa en Sevilla, la afición era feliz pero en el mes de agosto todo estalló. Primero fue Mateu Alemany quien estaba en el centro de la diana y más tarde el entrenador fue destituido en la tercera jornada, era la peor forma de iniciar el curso y la constatación de que el ciclo estaba a punto de terminarse. Por si fuera poco, el Valencia se equivocó todavía más buscando a un entrenador inexperto que contaba con poca autoridad de cara a la plantilla; Celades poco pudo hacer aunque lo intentó, sin malas palabras pero obviamente sufriendo las consecuencias de la situación.

El Valencia terminó diciendo adiós a la Champions, y a partir de ahí se empezó a pensar en el próximo ejercicio ya que la temporada ya era un fracaso pasase lo que pasase. También hay que señalar que esta temporada el divorcio entre la propiedad y la afición fue total. Anil Murthy llegó a mandar callar a la grada con un gesto totalmente fuera de lugar. La incomunicación ha sido la nota dominante y nadie confía en escuchar las intenciones de la entidad en boca de Peter Lim; el máximo accionista se equivoca con su falta de empatía y obviamente está condenado al fracaso siempre y cuando no se deje aconsejar por profesionales del fútbol que conozcan el terreno.