Carlos Soler, don Carlos Soler

Carlos Soler tiene todo para ser un jugador legendario en el Valencia. Y lo tiene todo porque junta muchas cosas en un futbolista. Tiene calidad, ganas, hambre, aprende cada día, es polivalente, disciplinado, un tío de club que se come los marrones que otros no quieren con una sonrisa, tiene gol, y además, por encima de todo, siente el Valencia como parte de su vida por encima de ser un futbolista profesional del equipo. Cuando uno reúne todas esas cualidades y lo ponen en un campo de fútbol, sólo hace falta que todo fluya, que se tenga un punto de paciencia con él que parece que con otros sí se tiene, y todo lo demás corre de su cuenta. Lo hemos vivido ya con José Luis Gayà, y ahora mismo nadie se atreve a toser al de Pedreguer.

El “chino” tenía que dar un salto en su juego. Después de dos buenas campañas con Marcelino, y nunca jugando en su posición, era el momento de ir a más. Y esa forma, con el despliegue que hace en cada partido de todo, sólo podía ser pisando más el área contraria y haciendo daño, marcando goles. De hecho, esa era la gran tarea que tenía para él el técnico asturiano, pero su grave lesión truncó ese plan de cuajo en el corto plazo. Pero Soler crece en su juego, aunque a muchos les cuesta reconocerle méritos, y pisa el área rival. Y hace goles. Lo tiene todo para marcar época, y lo sabe, por eso ha renovado… y lo seguirá haciendo.