El Valencia puede crecer desde la casta y el orgullo: falta el fútbol

El equipo tiene muchos problemas, que la vuelta de los lesionados podrán solucionar en gran medida, pero también casta, orgullo y corazón

Toni Hernández | 30 OCT. 2019 | 20:56
Jose Luis Gayà

Cuatro jugadores de la cantera titulares en el Valencia, tres en ataque, y enfrente uno de los mejores equipos de la Liga. El encuentro en Mestalla empezaba con dudas razonables pero con la ilusión de ver al equipo. Los primeros minutos fueron de dominio alterno, con los dos equipos con ciertos miedos. Desde el minuto 10 se desataron las hostilidades. Primero pegaba el Sevilla, y luego era Kang in el que ponía en peligro la meta visitante. A los de Celades les costaba un mundo circular el balón, y hasta 7 sevillistas presionaban en campo contrario la salida del equipo. En el minuto 19, Wass se sacaba de la manda un pase en profundidad perfecto a Ferran, que encontraba a Lee en la frontal y se remate se iba rozando el palo. Los mejores minutos del Valencia. Los de Celades mandaban, pero la lesión de Escudero paró el encuentro cuando más de cara parecía estar para los de casa. En el 38 se marchaba lesionado Coquelin, que estaba siendo de los mejores del equipo, pero su pierna dijo basta, y tuvo que entrar Kondogbia, que necesitaba un buen partido como el respirar. En el añadido llegaba el 0-1 después de otro horror defensivo del equipo, con todos los jugadores parados, un balón atrás y Ocampos solo batía a Cillessen. Y así acababa la primer mitad, con un resultado peor que los méritos contraídos.

La segunda mitad comenzaba sin cambios. Algo, eso sí, tenía que ser distinto, porque de otra manera el encuentro estaba terminado. En el 47 estaba a punto de llegar el empate con una gran jugada de lee y un buen remate de Maxi que paraba el portero cuando se cantaba el gol. El equipo salió mejor, dispuesto a empatar, porque una derrota complicaba mucho las cosas. La salida fue buena pero duró poco. Manu Vallejo entraba en el partido en el minuto 56 por Soler, buscando ser más verticales. Se apagaba el Valencia, mucho, y en el 68 se marchaba Lee para dar entrada a Sobrino. Faltando un cuarto de hora sólo se podía tirar de casta y de orgullo, algo que jamás le puede falta a un equipo como este. Vallejo veía cómo le anulaban un gol y eso espoleaba al estadio. Y con ese orgullo hacía el empate a 1 Rubén Sobrino. Y eso ponía el estadio patas abajo. El equipo se vació buscando la victoria, ahora sí con la gente mordiendo, pero al final se tuvieron que firmar unas tablas, que tal y como estaba el partido... no eran malas.