Carlos Soler, el hombre decisivo, el valencianista que nunca falla

Le hemops exigido como a una estrella mundial, hemos dudado de él, pero a la hora de la verdad, era uno de los que más claro sabía lo que había

Toni Hernández | 19 MAY. 2019 | 07:00
Soler y Rodrigo

Carlos Soler se ha convertido en ese jugador indispensable para el Valencia que no hace ruido, que casi nunca acapara titulares, que al final aparece más veces para recibir palos que para llevarse elogios, pero que tiene una de las cabezas mejor amuebladas en futbolistas de su edad que jamás he visto, un carácter a prueba de bombas, una personalidad enormes, y sobre todo, una calidad que no le cabe en el cuerpo. Soler ha dado el callo cuando más lo necesitaba el equipo, corriendo cuando más pesaban las piernas, sacrificándose cuando más agotadas estaban las fuerzas. Y dando la cara en los partidos que eran vitales para poder jugar el año que viene la Champions League. Y además de todo ello, causalidad o no, sus dos únicos goles han venido en esos dos partidos.

Su nivel de implicación, arraigo y sentimiento de pertenencia está por encima de toda duda, porque al final Soler es el sueño de cualquiera de nosotros hecho carne: valenciano, valencianista, jugador del primer equipo, titular y con la posibilidad de jugar cada fin de semana con esa camiseta puesta. Él sabe lo que significa, sabe lo que debe hacer y cómo, y como le leía a Fran Guaita después del partido de Pucela, nunca hay que dudar de él. Un lujo para este equipo, un privilegio para todos, y una alergia inmensa que un canterano que siente esto como parte de su vida asuma un rol como ese, en un equipo como este y un momento tan sumamente especial.