El día que cambió el rumbo del Valencia y marcó a toda una generación, la mía

Un 5 de mayo de 2002, día de la Madre también como este año, se rompía para mucha gente de mi edad aquel mito de que algo fuera imposible

Toni Hernández | 05 MAY. 2019 | 00:01
El Valencia celebrando el gol de Ayala en La Rosaleda

5 de mayo de 2002, el día que cambió el rumbo del Valencia y marcó a toda una generación, la mía. Tenía casi 28 años, y sabía que se habían ganado ligas por documentales y por ese libro casi sagrado de don Jaime Hernández Perpiñá, “La gran historia del Valencia”, y de niño había soñado con que eso podía llegar a pasar alguna vez. Habíamos tocado esa gloria inolvidable, icónica e imperturbable de Sevilla, sufrido París y Milán, donde jamás pensamos llegar, y ahí estábamos, en Málaga, para ser campeones de Liga por delante de todos esos que siempre eran mejores que nosotros, que tenían más dinero y jugadores de ciencia ficción, pero en aquel momento, mucho menos corazón.

El que tenía entonces 12 años, como yo cuando se bajó a Segunda, empezó a generar una concepción de equipo ganador, quizá por eso ha subid tanto el nivel de exigencia del valencianismo, y eso nunca es malo. Pero cuando ves eso casi a los 30, que empiezas a pensar que no pasará jamás, todo cambia de una manera que sólo los de mi generación me pueden entender. Ese día se empezó a fraguar otro Valencia distinto, una concepción muy diferente, el que tenemos en gran medida hoy en día. Porque ese día empezamos a ganar de verdad, y eso, cuando la pruebas, ya no lo puedes dejar de sentir.