El Valencia gana con goles, alma y corazón: todo es posible

Hubo que pelear contra todo, rehacerse de errores muy graves, pero este equipo sigue teniendo alma y quiere dar guerra hasta el final

Toni Hernández | 19 ENE. 2019 | 22:30
Rodrigo y Marcelino

Se va a hacer largo, tedioso y un verdadero coñazo estar cada semana con la cantinela de “el Valencia juega hoy una final”, pero está claro que la segunda vuelta, y más si se coge una buena racha de victorias, va a ser la tónica. El encuentro empezó muy denso, con poco control por parte de los dos equipos, aunque sí es verdad que eran los de Marcelino los que buscaban estar más en campo rival. Llegados al ecuador del primer acto, los visitantes daban un paso adelante y comenzaban de verdad a dominar con cierta profundidad, que es lo que te hace ganar. De hecho se tenían ocasiones claras, especialmente jugando a la contra, corriendo, el ADN de este equipo. Rodrigo, Santi Mina y un chuzazo de Carlos Soler merecían el gol, pero se superaba la media hora con tablas. El Celta daba señales de vida en ataque casi en el 40, y Neto, otra vez, salvaba los muebles con una parada casi milagrosa. Pero esa jugaba acababa en córner, y el meta brasileño esta vez medía mal la salida, Gabriel Paulista no saltaba, y los locales hacían el 1-0. Injusto, seguro, pero era lo que había. Parejo podía empatar de falta antes del descanso, pero la portería seguía haciéndose pequeña, muy pequeña.

La segunda parte empezaba con el Valencia mandando, porque tenía que poner rápido las tablas en el marcador. Pero no se generaba peligro, no había profundidad en el juego por banda, y al final Marcelino debía recurrir a Ferran por la derecha y Rodrigo por la izquierda sacando del campo a Carlos Soler y Denis Cheryshev. Todo un mensaje. Precisamente Ferran, tras una gran jugada colectiva y un remate del canterano perfecto, ponía el 1-1 faltando poco más de 20 minutos. Había partido, y el Valencia iba a por él a timba abierta. Santi Mina y Garay pudieron hacer el 1-2 con sendos remates de cabeza, pero el portero vigués, otra vez el portero contrario, se ponía la capa de Superman. Pero el equipo estaba siendo mejor, mucho mejor, y otra buena jugada por fuera, con pase de la muerte de Gameiro, terminaba con el 1-2 de Rodrigo, que era muy justo en ese momento, merecido, sobre todo, necesario. El equipo hizo lo que debía hasta el final del choque y se llevó 3 puntos.