El Valencia de Marcelino habrá perdido el pesimismo pero entra en "modo caraja"

Los partidos de este equipo son un infarto, impredecibles, y con una acusada falta de control que se acaba pagando de forma muy cara

Toni Hernández | 05 ENE. 2019 | 18:06
Rodrigo Moreno

El Valencia va a jugar en el año de su Centenario más finales que en sus 100 primaveras de historia. Y es que todo lo que quede hasta el final de campeonato de Liga, y luego cuando venga la Europa League (dejamos al margen la Copa del Rey), van a ser eso, finales. El partido comenzó con dominio territorial del Valencia, y un Alavés a la espera. Después de unos minutos de más tanteo, llegaba el gol de falta de Parejo. Una falta en la frontal (precedida de una infracción en contra no pitada), que permitía al capitán hacer el 0-1. Mejor, con todo, imposible. Aunque esa alegría duró poco, porque en una acción a balón parado, y con mala suerte, Bastón hacía el 1-1. Minuto 21, y mucho por jugar. Después vino la nada, la eterna nada, con alguna llegada aislada, pero mucho juego contemplativo. Eso que Mestalla tanto odia… como todas las aficiones del mundo. Y antes del descanso una “pedrada” fuera de tiempo. Otro balón parado, otro horror defensivo, y el Alavés que hacía el 2-1.

Y la segunda parte empezaba casi igual, con un Alavés que podía hacer el tercero que no subía al marcador de puro milagro. No entraba el Valencia en el partido, y eso era un peligro porque los locales iban a toque de corneta, y sin tener el balón, los de Marcelino se lo ponían muy fácil. Sin entrar por fuera e insistiendo por el centro, el equipo se estrellaba una y otra vez, y a Marcelino le costaba verlo y reaccionar. Ferran entraba por Wass para ir a la desesperada, y faltaba poco menos de media hora. Batshuayi entraba al campo faltando 23 minutos, y parecía más que salía "porque tenía que salir" que por convencimiento. Faltando 10 minutos no se había tirado a puerta, y no se jugaba a nada, lo que buscaba Abelardo. Y sin tirar acabó el partido... Mal, muy mal. Sin pesimismo, pero con uina caraja monumental.