Milagro de Navidad en Mestalla

El equipo estuvo mejor en muchos momentos, el Huesca pudo ganar el partido pero en el 93 llegó el tanto de Cristiano Piccini

Toni Hernández | 23 DIC. 2018 | 13:47
El Valencia atacando

El Valencia cerraba el año 2018, mágico y horrible al mismo tiempo, en Mestalla, donde fue inexpugnable y totalmente endeble. Todas las caras de un equipo que en apenas 12 meses ha sido muchas cosas muy distintas. Y contra el Huesca en juego había muchas cosas, entre ellas el futuro de Marcelino, nada menos. El equipo titular era el esperado y el que había, sin más, eso sí, con Carlos Soler por el medio, y jugando a un buen nivel los primeros minutos, aunque como muchas veces, sin demasiada precisión. Aunque el hombre del partido era Rodrigo, de nuevo a un nivel enorme. Una buena jugada suya, con fe y calidad, habilitaba a Cheryshev para que hiciera el pase de la muerte y Parejo hiciera el 1-0. Lo mejor que le podía pasar al equipo. Aunque de forma incomprensible, entró como miedo y el Huesca empezó a tener oportunidades, y claras. Mina pudo hacer el 2-0 antes del descanso, pero Santamaría hizo una parada escandalosa. También pudo marcar Rodrigo en el 45, pero así acabó el primer periodo.

La segunda parte empezó con un Huesca volcado y Neto salvando al equipo una vez más. Una falta de tensión incomprensible que los visitantes aprovecharon para llegar y llegar. Eso hizo reaccionar al Valencia, y con Rodrigo, Soler y Parejo al mando, parecía que el segundo gol local estaba cerca, pero no llegaba porque el portero visitante estaba haciendo, otra vez, el partido de su vida. El árbitro tampoco ayudaba al partido con sus decisiones y el criterio de las tarjetas, siempre en contra del equipo de Marcelino, algo demasiado habitual. Faltando 20 minutos llegó el penalti de Soler, claro, y el empate del Huesca, tras un cambio que no se entendió de Marcelino, metiendo a Ferran por Santi Mina. Con Batshuayi en el campo el equipo se lanzó a por el partido, y las ocasiones caían. Pero en el 93 hubo milagro, y grande, en una jugada que Piccini lograba convertir en el 2-1, que daba vida, pero no calmaba a Mestalla. Victoria pero desastre.