Empate de un Valencia previsible en medio de una pañolada de aviso

Las finales no se juegan, se ganan, y el equipo de Marcelino tenía una muy importante y encima con la suerte de jugarla en casa

Toni Hernández | 08 DIC. 2018 | 18:03
Ezequiel Garay

El Valencia lleva sin jugar una final “de verdad” desde hace más de 10 años, pero el partido contra el Sevilla era muy parecido a hacerlo. No era decisivo, porque queda mucho, pero hay momentos en los que eso que se llama puntos de inflexión aparecen. Para bien y para mal. Y lo cierto es que los hombres de Marcelino salieron como cohetes en busca de la victoria. Los 10 primeros minutos fueron brillantes pero les faltó el gol. Cuando el partido se fue equilibrando es donde más se aprecia que las bandas le fallan al equipo, porque por ahí se hace menos daño que la temporada pasada. Pero el Valencia estaba bien, y el rival es un buen equipo. Los minutos pasaban… y eso era todo lo que ocurría en un duelo que empezaba a generar muchos miedos en ambos conjuntos. La primera parte acababa en tablas, algo previsible desde el minuto 15.

La segunda parte empezaba con un ritmo más bajo que la primera, con un Sevilla atento buscando un fallo, y un Valencia guardando fuerzas. Pero a especular, los de Machín son mejores, y cuando hubo lo que buscaban, ese error, llegó el 0-1 de Sarabia en una jugada que apenas si tenía peligro. Entraba Cherishev por Guedes, y Paulista se lesionaba, dando aún más problemas y cortando el segundo cambio. Se tiraba de corazón, con Soler siendo el mejor de largo. Llegadas de espíritu, y con el Sevilla lanzando contras que daban mucho miedo. El Valencia lo intentaba, pero Banega y Andrés Silva mandaban el balón al palo. Pero esta vez sonrió la suerte, y Diakhaby hacía el 1-1 en el 92 tras un buen centro de Parejo... en medio de una gran pañolada en Mestalla.