El Valencia de Marcelino, cuando se juega la vida, gana

Cuando te juegas la vida, como le pasa al Valencia en Champions League, sólo puedes ir con toda el alma, con los mejores, y dejándote todo lo que tienes, sin reservarte nada. Por eso el equipo salió lanzado, como un torbellino, y a los 15 minutos, tras una jugada brutal de Rodrigo Moreno y Carlos Soler, acabó con un gol de delantero centro de Santi Mina de manual. Lo importante era ponerse por delante, clave, porque la confianza es algo que esta plantilla necesita como el respirar. El segundo rondó justo desde ese momento, pero el partido necesitaba pausa, o mejor, el Valencia era lo que debía tener. Pero ese calma se empezó a mezclar con indolencia, y el Young Boys iba creciendo en el partido. Una falta no pitaba en el centro del campo, una contra suiza, llegada de muchos jugadores visitantes, y el 1-1 subía al marcador en el 37. Un palo, otro más. Pero antes el descanso, otra maravilla de Soler en forma de centro permitía a Mina volver a marcar otro gol de 9 puro. Es el gol del equipo. Así acababa la primera parte.

La segunda parte tenía que empezar con el Valencia mandando, porque a los suizos había que desactivarlos por ahí, no había otro remedio. Aunque ellos empezaron fuertes y tuvieron ocasiones para marcar. Pero el mejor jugador del partido, por todo, Carlos Soler, marcaba un gran gol, un golazo, un tanto que valía su peso en oro y le consagraba a nivel europeo. Vaya pedazo de jugador formado en Paterna… Faltaban 35 minutos, y el partido no podía estar mejor. “Sólo” había que matar el encuentro, algo que se hacía perfecto el año pasado, pero que esta temporada es casi misión imposible. Pasaban los minutos, y eso lo ideal, porque encima se reservaban jugadores que iban ya en reserva, como Mina o Guedes. De hecho, los últimos minutos fueron tediosos, pero lo único importante era ganar, y se ganó.