Optimismo en la segunda temporada de Marcelino

Marcelino García Toral inició su proyecto en el Valencia desde cero, cogió un equipo roto y le cambió la cara en pocos meses para terminar firmando una más que meritoria clasificación para la Champions. Desde su llegada a Mestalla todo le salió de cara y se puede decir que de momento no tuvo que enfrentarse a contratiempos serios, algo que sorprende teniendo en cuenta el fuerte carácter del asturiano. Y es que durante su carrera hubo de todo, por ejemplo su segunda campaña en el Zaragoza vivió rodeada de permanente tensión, pero Marcelino supo templar su temperamento con los años. El ejemplo más reciente lo encontramos en Villarreal.

Marcelino aterrizó en la ciudad castellonense después de un dramático descenso y a mitad de una difícil temporada en la segunda división. No solo terminó la campaña ascendiendo a primera, sino que en su segunda campaña metió al conjunto amarillo en la Europa League. Sus métodos convencieron y el equipo caminó en medio de una dinámica positiva, pero a partir de ese momento comenzaron las fricciones con algunos jugadores y directivos. Aunque los resultados siguieron siendo buenos el conflicto vivió su punto culminante en el verano de 2016 y la posterior salida del técnico.

El asturiano es un gran motivador y exprime al máximo a sus futbolistas. Este aspecto es muy positivo ya que sus métodos suelen tener un efecto revulsivo en las plantillas, pero a largo plazo su exigencia termina "quemando" a los pesos pesados y el buen ambiente suele torcerse. Algo similar le ocurre a otros técnicos de fuerte carácter como Mourinho. Por ello las segundas campañas suelen ser aquellas predestinadas a ser las más exitosas con este tipo de entrenadores. Cada caso es distinto y el valencianismo confía en que Marcelino logre estabilidad por muchos años, por lo pronto el Valencia lo tiene todo para seguir creciendo en la segunda temporada de Marcelino y aprovechar el impulso generado en 2017-18.