Un gran marca en el fútbol europeo llamado Valencia Club de Fútbol

El mayor valor que tiene el Valencia Club de Fútbol (también por desgracia Sociedad Anónima Deportiva) es eso, su marca, su nombre. Identifica a cientos de miles de personas en todo el mundo (se calcular que los seguidores del club superan los 2,5 millones en todo el mundo, aunque esto es muy relativo siempre), y que se genere un valor a esa marca supone muchas cosas. La primera ingresos, qué duda cabe, y eso al final es la madre del cordero, lo que te permite ser mejor cada año. El plan inicial de Peter Lim era expandir la marca Valencia por Asia, donde está el mercado más consumista del mundo en este momento (y muy virgen en algunas cuestiones relacionadas con el mundo del fútbol), pero sin estar siempre, o al menos casi, en Champions League, es algo imposible. Hay muchos otros clubes por delante, no nos podemos engañar con eso.

La marca se debe cuidar al milímetro, y el hecho de cambiar de patrocinador técnico será un primer paso importante. Con Adidas no se puede crecer más, porque sus productos son otros. Con una marca para la que seas cabeza de cartel será mucho más factible. La marca Valencia debe ser sinónimo de rebeldía contra los poderes establecidos en el mundo del fútbol, la alternativa de los que no son de los que ganan siempre. De seriedad, de exigencia y de ambición. Y si fuera posible, que sería la guinda, de éxitos deportivos en forma de títulos, que la final es lo que acaba marcando la diferencia.