Un sueño (en agosto), hecho realidad: el Valencia es de Champions League

El Valencia se ha clasificado para la próxima edición de la Champions League, la mejor competición de clubes del mundo, la que permite poder ingresar más dinero que ninguna, la que te da acceso a los jugadores más grandes, la que hace que los sueños se puedan cumplir o que las pesadillas te persigan casi dos décadas después. Nadie, pero absolutamente nadie, daba por hecho que esto se pudiera conseguir en el mes de mayo y con jornadas de antelación, que han sido menos de las que el equipo ha merecido, aunque hubiera quien lo soñara o quien lo exigiera, por aquello de que el Valencia siempre debe estar, tiene la obligación, como si eso fuera lo que te da el pasaporte para conseguir las cosas. Ha sido un año muy largo, no cabe duda.

Hay que darle valor a lo que se ha conseguido, porque la hoja de ruta del nuevo Valencia pasaba por jugar la Champions, sin duda, pero no de forma inmediata. No es la misma situación que en 2015, cuando al primer proyecto de Peter Lim se obtuvo también el premio (que resultó ser un regalo envenenado), porque ahora se cuenta con profesionales en todas las facetas deportivas y de gestión a nivel de dirección general que entonces no había, y parece evidente que no se va a caer en los mismos errores del pasado. Se ha hecho un año de matrícula de honor, hay que celebrarlo, y sobre todo, esta vez aprovecharlo de forma máxima, porque el futuro depende de ello.