La basura en el Valencia cuando todo va bien

Cuando las cosas funcionan, cuando los errores son perimisibles porque nadie es perfecto, cuando esto se parece a una balsa de aceite...

Toni Hernández | 09 ABR. 2018 | 00:01

En el entorno del Valencia somos incapaces de ser felices. Y saco de ese entorno a los aficionados, sin distinción entre verdaderos y no tanto, porque si algo he aprendido con el paso de los años es que cada uno vive este club a su manera, y todas son respetables, y por supuesto, deben ser respetadas. Pero el entorno son muchas más cosas, aunque bien es cierto que hay épocas en las que el club pone mucho más fácil que le dé “leña”, como ha podido pasar en los últimos dos años. Ahora se cometen errores, por supuesto, muchos, todos los días, pero en la balanza no mandan, salvo que los extrapolemos a nosotros mismos, es decir, si algo me perjudica de forma individual es que la gestiono global es vergonzosa. Y no, esto no va así.

El Valencia de Meterin, de Peter Lim, el que se tiene ahora, va dando pasos, algunos o muchos en falso, pero otros no, sino que más bien son firmes. Se podría decir aquello de que van aprendiendo, pero lo hacen rápido, y sí, dejan cadáveres por el camino, pero como en toda gestión de empresas de este tamaño en todos los aspectos. Ahora mismo se deberían cerrar filas, porque viene la FIFA (nadie es culpable, pero hay responsables y por supuesto pagará el Valencia), viene la Unión Europea (mejor me callo para no repetir de nuevo lo mismo), y sobre todo viene la Champions League, donde todos queremos estar. Pedir que se mejore algo es lícito. Tratar de jugar al acoso y derribo por cuestiones personales, ya menos.