Lo peor del Valencia 2017

Durante muchos meses se intentó avivar una fractura social que siga estando ahí, pero el amor al club siempre ha estado por encima de todo y todos

Toni Hernández | 30 DIC. 2017 | 00:01

Lo peor del Valencia 2017. Lo que pasó en este club desde enero, que ya venía de un final de diciembre que daba miedo, hasta finales de mayo, primeros de junio, junto con un verano que a alguno le debería dar vergüenza sólo de pensarlo, es lo más duro no sólo de este año, sino lo más complicado que ha tocado vivir en los últimos tiempos en esta entidad, que debería estar curada de espanto ante todo, pero que siempre vive un nuevo capítulo de todo. En este año se ha tenido 3 entrenadores, el mentiroso de Cesare Prandelli, el ya eterno por todo Salvador González Marco, Voro, y el que parece destinado a devolver la gloria a este club, Marcelino García Toral. Se ha tenido un director deportivo cesado, Alesanco, viviendo también los despidos de Damiá Vidagany, Luis Cervera y muchos más empleados con muchos años en la entidad (algunos grandes amigos). Un cambio de presidente, Layhoon Chan por Anil Murthy, siendo este último causante de algunos problemas que no tenían demasiado sentido, con aquel famoso falsos aficionados“. También genero cola “el dinero contante y sonante de Meriton salvó al Valencia y no el sentimiento”, aunque aquí llevaba más razón que un santo.

Lo peor del año, siendo todo esto bastante, fue la fractura social que algunos intentaron avivar buscando ganancia en río revuelto. Se intento dividir y enfrentar al valencianismo, y en algunos casos se vivieron episodios realmente desagradables, con aficionados esperando a los jugadores en Paterna, bengalas, insultos… La puerta de Mestalla se convirtió en una especie de calle Colón permanente (casi cada día hay manifestaciones por casi cualquier cosa), y el dueño del club, Peter Lim, estaba de forma permanente en el ojo del huracán. Fueron meses muy duros para todos, y muchos llegaron a tirar el nombre del Valencia por el suelo, lo pisotearon, le faltaron al respeto, a la entidad y a muchos de los que trabajan en ella. Parece que todo aquello fue un sueño, que no pasó, pero jamás habrá que olvidar esos dos vaticinios que deberían pasar a la historia: al Valencia no vendrá nadie porque es una ruina y nadie quiere jugar aquí, y Marcelino dimitirá antes de que empiece la Liga. Si, eso pasó, que algunos lo vimos…