El nivel de exigencia en el Valencia de Meriton

OPINIÓN/ Poca gente en el club habla de objetivos concretos y mientras tanto la plantilla sigue sin estar configurada, ¿ha cambiado tanto el Valencia CF?

Jose Hernández | 29 JUL. 2017 | 08:14

A día de hoy el Valencia de Marcelino está por construir, una situación que deja muchas incógnitas abiertas de cara al comienzo de la competición y que no puede calificarse como positiva. En un año el Valencia ha reestructurado el club a todos los niveles, pero de momento los cambios solo han servido para ver caras nuevas y pocos hechos. La afición debe tener confianza en el proyecto pero la paciencia no puede ser ilimitada teniendo en cuenta lo vivido en los últimos años.

El Valencia no tuvo objetivos deportivos en el tramo final de la liga 2016-17. Se trataba de una oportunidad ideal para tomar ventaja en la planificación de la plantilla respecto a los rivales, pero con el paso de los meses se ha demostrado que el club no sacó beneficio de este aspecto. En el mes de mayo ya se conocía que la entidad debería vender y aligerar el peso económico de la plantilla, sin embargo a menos de un mes del comienzo de la liga no se ha cerrado ninguna salida de las llamadas importantes. Las ventas han dejado poco beneficio de momento y el club solo ha podido fichar a Neto y Maksimovic. Analizando estos movimientos, se podría decir que sorprende que el Valencia comenzara a construir el equipo dando un giro total a su política con los porteros, precisamente la zona del campo con menos necesidades. No es que la llegada de Neto sea negativa (el tiempo lo dirá), pero el equipo necesitaba cubrir otras posiciones antes de reestructurar por completo su portería.

No hay dinero aunque el mensaje institucional es ambiguo. El Valencia se encomienda a una 'venta grande' para poder respirar, y es un secreto a voces que Marcelino no está contento. Lejos de los fichajes existe otro problema: en el Valencia actual no se habla de objetivos definidos y esta situación se ha convertido en algo habitual. ¿Cuál debe ser la aspiración del Valencia? en condiciones normales luchar por la tercera o cuarta plaza, así lo demanda su historia, el potencial de la entidad y el tejido de su masa social. Sin embargo, nadie en el club se atreve a hablar de la Champions League, conscientes de que el Valencia se encuentra en una situación delicada.

Lo peor es que parte de la afición ya se ha resignado a ver a su equipo lejos de la máxima competición europea e incluso parece conformarse con no pasar apuros. Con todo el respeto, da la sensación de que Peter Lim (y su equipo de trabajo) jamás tuvo la dignidad suficiente de analizar lo que fue el Valencia CF durante sus casi cien años de historia. El dinero invertido y las aspiraciones de negocio se han convertido en la única motivación. Respetable, pero todo ello explica los resultados deportivos obtenidos. Absolutamente lamentables.


A día de hoy clubes como el Villarreal, la Real Sociedad o el Athletic (por no citar a Atlético de Madrid o Sevilla, en su día rivales y en 2017 a años luz de cualquier objetivo que se pueda plantear la afición de Mestalla) han adelantado al Valencia y mantienen un mayor grado de exigencia interna, de seriedad en el trabajo y respeto por su escudo. Esta es la triste realidad del momento actual. ¿Es el Valencia que queremos? ¿el club que prometió Meriton y Peter Lim? Desde luego nadie pensaba que los resultados del equipo rozarían mínimos escandalosos, los peores desde el descenso a segunda en 1986.

El propietario del Valencia sigue sin pronunciarse y enviar un mensaje a los aficionados desde hace más de un año. Peter Lim es libre de dejarse ver con quien quiera y explicar sus intenciones de futuro con el club, pero la falta de tacto con los aficionados no hace más que debilitar su imagen y sobre todo sembrar de dudas el horizonte. El Valencia no tendrá terminado el nuevo estadio a corto plazo, y existen muchos problemas a la hora de generar ingresos. Por supuesto, no se espera una inyección económica y en este momento el Valencia ha quedado abocado a actuar con balas de fogueo en el mercado. La llegada de Marcelino fue una buena decisión, pero el asturiano no podrá hacer milagros con una plantilla tan deficitaria. Ya se han escapado demasiados jugadores y otros de perfil medio han rechazado al club por su pérdida de atractivo.

Además,existe otro problema añadido. La lentitud en la confección del equipo podría traer problemas serios si miramos el calendario. El Valencia comenzará la liga con partidos muy complicados, y es muy posible que fichajes importantes se cierren en las últimas horas del mercado tal y como ocurrió el pasado año. Con un entrenador nuevo y jugadores llamados a ser importantes que no han trabajado con el grupo durante el verano, el equipo tendrá problemas a la hora de asimilar conceptos. No se trata de hacer una llamada al escepticismo, pero los precedentes generan mucha desconfianza, hay que ser realistas. ¿Se imaginan un Valencia en el fondo de la tabla tras el primer mes de competición? sería el caos absoluto y el regreso a los fantasmas del pasado, algo que no puede repetirse de ninguna manera.

Pero para que eso no suceda no basta con lanzar mensajes de buenas intenciones y cambiar caras en el club. El nivel de autoexigencia debe ser máximo y el Valencia debería tener claro de verdad qué es lo que quiere. A menos de un mes del comienzo de la liga el equipo sigue en fase embrionaria de construcción, se ha perdido un tiempo muy valioso.