Si los amistosos del verano alteran igual que un partido de Liga, algo va mal

Que partidos del mes de julio generen debates ensangrentados es tan absurdo, que da a veces hasta pena ver cómo se tratan este tipo de bolos

Toni Hernández | 28 JUL. 2017 | 07:00

Los amistosos de verano, o esa “droga mala” que hace ver un bolo en el mes de julio, y saber que vas a luchar por la Liga o por el descenso un martes, y pensar todo lo contrario 4 días después. Y se encienden los debates, y los enfados, y los juicios sumarísimos de entrenadores, jugadores y directores deportivo. Y todo ello sin haber jugado un solo partido oficial, lo que hace que estos encuentros, que ahora se pueden ver todos, no como hace años (y en ese fútbol creo que se vivía bastante mejor que en este), se conviertan en las notas finales del curso cuando este ni ha empezado. Un sin sentido, pero que genera tal presión mediática que muchas veces lleva a los clubes a cometer errores porque dudan de sus propios planes por la presión del entorno.

El Valencia ha pasado de ser serio candidato a revelación de la Liga en su estancia en Francia, cuando jugó y ganó bien un par de amistosos, a ser la banda del empaste tras la gira de Estados Unidos. Y en ambos casos eran bolos, o tests, como se les quiere llamar ahora para darle un toque más científico a los amistosos de toda la vida. No entiendo porqué no se toman las cosas como son, pruebas, ajustes, definir qué se quiere y con quién. No es tan complejo pensarlo, pero el fútbol hace años que no se toma vacaciones ni en verano, y eso luego se paga con desgastes que no van a ninguna parte.