El Valencia no puede ser guerra y venganzas, porque da asco

La rueda de prensa de despedida del ex director deportivo ha hecho estallar otra guerra, quizá la más rastrera vista en años

Toni Hernández | 11 ENE. 2017 | 00:01

El Valencia es una forma de vida para muchos cientos de miles de personas en todo el mundo, una forma de vivirla, ya que no entiendes tu día a día sin tu club, sino tu equipo, sin tu pasión, sin ese motivo de enorme orgullo cuando las cosas están bien. Pero también te llega a angustiar como si le pasara algo a alguien de tu familia cuando todo va mal, y cuando se está como ahora, la sensación llega al ahogo existencial duro y miserable. A los valencianistas de verdad, que el club y su entorno esté en estado de guerra asqueroso, les da pena, vergüenza, incluso aun participando de ese conflicto, porque al final te hacen tomar partido. Pero el que esto lo siente de verdad, llega a la fatiga y el hartazgo, porque son demasiados años así.

Lo vivido en este club desde el 30 de diciembre hasta hoy mismo, 10 de enero, y no sé qué pasará mañana, resulta avergonzante para todos aquellos que disponemos de ese sentimiento, por mucho bando que podamos tener o tomar. No, este club no es el que me enseñó mi padre, no, para nada. Este club no es el que yo mismo he vivido en un descenso a Segunda y un ascenso posterior que casi era como haber ganado la Copa de Europa. Bandos, salvadores de la patria, expendedores de carnets de valencianista, intereses particulares por encima de los generales... No, ese no es el Valencia, eso es una casa de señoras de moral distraída, y es intolerable. Suso García Pitarch ha destapado el cubo de la basura, y cuando se hurga ahí, no puede salir nunca nada bueno.