Las razones por las que Voro no puede/debe ser el entrenador del Valencia

No basta con ser buena persona o haber tenido cierto éxito puntual, porque si tan querida es su figura, puede quedar devorada

Toni Hernández | 08 ENE. 2017 | 00:03

El Valencia quiere/necesita cerrar el fichaje de un entrenador de cara a lo que queda de temporada, y en función de quien sea, quizá pensar en él como el hombre sobre el que construir el futuro deportivo del club, lo mismo que se pensaba hacer con Cesare Prandelli, pero esta vez sin espantadas. Y dejando a un lado este tema, que aunque de forma pública no se tocará, de forma privada es lo que hay, toca analizar con calma las razones por las que Voro no puede/debe ser el entrenador del Valencia más allá de un tiempo de mera transición, porque esto es el Valencia, y si tanto se pone en valor el club, vamos a dotar de respeto y consideración todas las decisiones y cargos, que aquí no sólo vale caer bien o tener buena prensa, que mejor la tenía Ayestarán. Con la salida de Suso García Pitarch, todo debería ser más rápido aún.

Voro no puede ser el entrenador del Valencia a medio plazo, primero porque no está preparado. Que no se ofenda, o que lo haga, pero si carrera de entrando, que la empezó en el Levante B hace muchísimos años, la dejo aparcada hace más de una década. Voro es el delegado del equipo, y cualquiera sabe que la relación entre la plantilla y esta figura trasciende el tema profesional y llega al personal. En el corto plazo puede ser bueno, pero ese corto plazo dura dos partidos y ya llevamos uno. No conoce el mercado de fichajes, no es su labor, y ponerse al día ahora para determinar quién viene o quién se va resulta del todo absurdo. Si Voro se hace cargo del equipo de forma indefinida es puerta grande o enfermería. Porque o lo salva o no lo salva, y en el segundo caso le puede terminar costando la salida del club. No hay argumentos más que el "Efecto Voro", que con jugadores que no son Villa, Silva o Mata, pierde mucho, lógicamente.