Del Nuevo Mestalla hay que hablar todos los días, es el futuro del Valencia

Me hace gracia que el campo sea sólo una excusa para cargar contra el club, y no un tema de actualidad permanente para concienciar a todo el mundo que acabarlo es vital

Toni Hernández | 16 NOV. 2016 | 00:02

El Nuevo Mestalla y la finalización de sus obras, la inauguración oficial, el hecho de que el campo se termine de una puñetera vez, debería ser una asignatura obligada de valenciología futbolística, en lugar de tanto debate estéril y absurdo a cerca de cosas que escapan a cualquier tipo de control por nuestra parte. Alguno me dirá que el hecho acabar el campo tampoco lo está, y yo le contestaré que si ponemos las mismas ganas e interés en hablar sobre esto que en hacerlo sobre otro temas, quizá podamos conseguir que se haga. No puedo evitar sentir vergüenza cada vez que paso por delante del nuevo campo, con esa sensación de espanto y esperanza que se mezcla. Espanto por verlo tantos años parado y esperanza porque el día que se termine este club será un cañón. Cuando viene gente de fuera y me habla de las obras, nudo en el estómago y pocas ganas de contestar. Culpa de Juan Soler, de Vicente Soriano, sin duda en su origen, pero de la primera piedra hace 10 años, Soler no está desde hace 8 y Soriano 7. Llorente vendía activos para reanudar las obras y reducir deuda... Y no pasó ninguna de las dos cosas.

En ese tiempo ha pasado gente por el club, y nadie ha puesto un solo euro en el futuro estadio. Me sigue retumbando en mi cabeza aquella frase de Carlos Marchena, "si un euro de mi traspaso (al Villarreal) sirve para terminar el estadio, estaré contento". Y de aquello ya hace más de 6 años. Varias decenas de millones de euros de fichajes que sólo han llevado al Valencia a la Champions League 3 veces en 6 temporadas. ¿No habría sido mejor terminar el campo y haber ido sólo una vez? El corto plazo y las prisas siempre son malas consejeras, el miedo es mal compañero, la falta de visión de futuro un pecado mortal. Ahora toda la presión es para Meriton, para Peter Lim, que se ha comprometido públicamente a terminar el estadio, algo que ninguno de la terreta hizo jamás. Si lo acaba diremos que "era lo que le tocaba", sino, que era un farsante. Pero ahí sigue el cemento, que no no caduca como el yogur, tal y como me dijo Mark Fenwick una vez, aunque a veces pueda parecerlo.