Diego Alves es un gran portero, pero cuando se quita los guantes, traca

La figura de Diego Alves hay que saber separarla, porque por un lado está el portero, que puede ser uno de los mejores del mundo y su rendimiento habla por él y por quien quiera someterlo a un análisis, pero cuando se quita los guantes, las tracas del brasileño son grandes, algo que han sufrido varios cuerpos técnicos a lo largo de los años, pero como todo el mundo parece asumirlo, el tema lo aparco. La actitud de Alves ha pasado de ser desafiante el 31 de agosto cuando amenazaba a la prensa antes del cierre del mercado de fichajes, después la de un cordero diciendo que jamás pensó en irse y culpando a los mismos medios de querer sacarlo del club, y ahora, en Brasil, soltando una perla que es para decirle de todo en el mismo tono chulesco que se puso él: "existieron algunos contactos, pero tenía claro que sería muy difícil salir del Valencia porque tengo contrato hasta el 2019". Olé, sí señor.

Como portero, insisto, nadie le pone pegas, yo menos que nadie, pero querer tomar a la gente por idiota me molesta. Estuvo en el mercado todo el verano, y no se fue por dinero, porque quería más dinero, y si se lo hubieran dado se habría marchado, porque era lo que querían todos. Ahora saldrá con la mítica de la traducción y demás excusas del todo a cien que tienen más años que andar, pero lo cierto es que negoció con el Barça y no llegó a un acuerdo. La entrevista se la dio a la ESPN de Brasil, por si alguno gusta.