Prandelli o la negación a la escuela italiana

Cesare Prandelli podría convertirse en el próximo entrenador del Valencia este misma semana. Su perfil se aleja completamente de la escuela italiana

Samuel Subiela | 28 SEPT. 2016 | 11:14

Cesare Prandelli tiene todas las papeletas de convertirse en el nuevo entrenador del Valencia CF. El italiano, de 59 años, es un entrenador contrastado, con experiencia en los banquillos importantes como el de la Fiorentina, la Roma, el Galatasaray y la Selección italiana, además de otros muchos equipos. Un entrenador, además, con carácter y nada italiano para intentar recuperar al mejor Valencia, aquel, que precisamente llegó con el último italiano que ha entrenó al club ché, un tal Claudio Ranieri.

Y es que Prandelli no encaja en las características del típico entrenador italiano, más bien, todo lo contrario. El entrenador transalpino es conocido por su juego ofensivo y vistoso, algo que se adapta a la plantilla que tiene el Valencia. Un dominio de la posesión que nace en la figura del cinco, el jugador por delante de la defensa, es decir, a priori volveríamos a ver a un Dani Parejo en la posición en la que más a gusto se sintió, ya que con Valverde, el de Coslada, sacaba el balón desde la posición de cinco. Lo que además, podría explotar las virtudes de otro futbolista sacrificado con su posición, la de Enzo Pérez.

Sin embargo, su línea defensiva suele sufrir bastante. Este dominio de balón en campo rival provoca muchas contras del rival, algo que el Valencia ya vivió con el sistema que usaba Pako Ayestarán, aunque lo cierto es que en su última etapa con Italia, supo corregir ciertos desajustes, tal y como apunta Francisco Ortí en el Desmarque.

A priori, Prandelli podría optar por un esquema cada vez más usual en el fútbol italiano actual. Un 1-5-3-2, con una defensa de tres además de dos carrileros largos, y dos puntas referencia en el ataque. Con la ausencia del delantero tanque, Prandelli podría optar por situar a Nani de ‘9’ como con Portugal y a Rodrigo, Santi Mina o Munir por detrás en una posición de segunda punta, más asociativo y dejando más espacios al luso.