Cuando te pagan varios millones de euros al año, partirte la cara por tu empresa es lo mínimo, Dani Parejo

No entiendo el revuelo creado en torno a Parejo, sin entender todo el contexto que es bien sencillo, y olvidando la vida real, que es otro problema grande del fútbol 

Toni Hernández | 24 SEPT. 2016 | 11:29

Escuchar a Dani Parejo decir "me he partido la cara por el club y luego todos me mataban a mi" me está enfadando, y aunque ya hace día días, creo que el Valencia se merece un poco más de respeto, y es que cuando tú le pagas a alguien millones de euros por hacer su trabajo, que luego sale bien, vas a la Champions League y te renuevan, o sale mal y casi te vas a segunda y no te bajan el sueldo, lo mínimo es que se parta la cara por la empresa, en este caso por su club de fútbol. Olvidamos que el fútbol sin sentimientos y pasiones, y que esa forma extrema de vivirlo es lo que hace, entre otras cosas, que se paguen fortunas por darle patadas a un balón, y cuando perdemos la perspectiva de que esa vida no es real y que el 99,9% de personas jamás la podrá disfrutar, es que cuando se nos va a todos la neurona peleona a pasear. Y se pierde, claro.

Por su forma de jugar, y eso ya está más que hablado, Parejo tendrá defensores y detractores, y a la larga siempre sacará de quicio, sin ponerle un pero a su clase. Pero cuando tú, que te has partido la cara según dices, decides comparte como un crío, poner mala cara y pasar de todo para poder fichar por otro club, ¿piensas que el aficionado es idiota y en un rato se le ha olvidado? Si marcas muchos goles es posible que a muchos si, pero ni si quiera así lo harás con todo. Insultos por la calle mal, muy mal, y con la familia de uno despreciable, pero no perdamos nunca la perspectiva: tú has insultado a cientos de miles de personas con tu actitud el pasado verano, y quizá le pediste perdón al cuerpo técnico en aquel momento, pero no al valencianismo. No entiendo ni comparto tampoco el paternalismo de los medios, pero tengo claro que si vuelves a hacer otro partido como el del Alavés, sin penalti en el 90 para ganarlo, no habrá defensa posible ni entrevista amable que lo resista.