Peter Lim: cómo pasar de salvador al "chino ese" en un año exacto

Esto de los recuerdos de la red social Facebook muchas veces te refresca la memoria ante cosas es las que no caerías, y cuando hoy he visto que hace justo un año conocí personalmente a Peter Lim en un partido Mestalla - Huracán, y que pude compartir un buen rato con él sobre fútbol y periodismo deportivo, me he dado cuenta que en ese año las vidas de los dos han cambiado y mucho. Yo era presidente de un equipo profesional en ese momento, y ahora soy director deportivo en otro club y periodista, mientras que él era el dueño idolatrado del Valencia, al que se hacían reverencias y se veneraba por donde fuera, y hoy es "el chino ese que se cree que poder ser el amo puede hacer lo que le de la gana y no tiene ni zorra idea de fútbol". Y todo eso en 366 días, que este año es bisiesto.

Lo más gracioso es que Peter Lim no ha cambiado ni un milímetro su forma de actuar, ni sus amigos, ni sus enemigos, ni su pensamiento. Lo que ha variado en ese tiempo, y mucho, son los resultados de un equipo que fue un desastre el año pasado, con una elección, la de Gary Neville, que penalizó mucho, y otra, la de Pako Ayestarán, que tiene pinta de ir por el mismo camino, aunque tiene el beneficio de la duda hasta que lleguen los fichajes. Pero es curioso lo que puede dar de sí un año y un balón de por medio, aunque la moraleja de todo esto es otra: ni Peter Lim era un semidiós cuando fue recibido en Mestalla en un día que a mi me causó vergüenza y pena, ni tampoco es todas esas burradas que ahora se han puesto de moda. Era el dueño del Valencia que salvó al club de una situación de caos total (aunque a Amadeo se le fue la mano vendiendo el producto, y mucho), y ahora sigue siendo el dueño que toma decisiones empresariales, algo siempre reñido con el fútbol. Veremos cómo está todo el 29 de agosto de 2017.

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