La estupidez humana

OPINIÓN | Me voy a permitir el lujo de escribir para darme un pequeño placer, el de hablar sin ataduras, de frente, y sin agachar nunca la mirada

Toni Hernández | 28 JUL. 2016 | 00:02

El Valencia ha sido mi vida desde que nací, porque mi padre así me lo inculcó, porque ir a Mestalla cada partido era mi energía, porque como aficionado siendo niño lloré aquella tarde del 86 cuando el equipo bajó y el año siguiente en casa contra el Recre cuando se subió. Porque grité como un animal el gol de Mijatovic en el Bernabéu en el 95, y antes los goles de Roberto y Lubo en Albacete que llevaban a mi generación a la primera final de su vida. Y como profesional he tenido la enorme suerte de poder contar en la radio y la televisión la mejor época del club de todos los tiempos. 7 títulos y 2 finales de Champions League, y todo ello con mi forma de ser, viviendo todo al máximo, con una intensidad que me costó más de una vez la salud y algunas cosas más. Y eso lo viví, lo conté y hasta lo pagué, y no me lo quita nadie.

Me juzgan algunos que no saben ni de qué color tengo el pelo por el club que ayudé a fundar. Y me enfrenté a Amadeo Salvo, y lo haría mil veces, y cara a cara, no como muchos detrás de sus micros o sus cámaras o sus ordenadores. Y lo volvería a hacer. Porque yo voy de frente y no bajo la mirada, ¿o acaso no recuerdas Santi Cañizares porqué no me concedías entrevistas? Que tú des lecciones es gracioso, pero tú mismo. Por cierto, tengo la inmensa suerte de poder disfrutar de fútbol de nuevo, y no es en el Valencia, como desde luego a cualquier valencianista le gustaría, pero si tiene que ser, ya me lo ganaré, aunque no necesitaré cobrar para rendir culto al club.

Apareció en mi vida Huracán, que es el proyecto más maravilloso que he vivido jamás, al que nunca renunciaría por nada del mundo. Da pena y asco escuchar y leer a muchos que no tienen ni la más mínima idea de nada, que no tienen vergüenza cuando han hablado, y que han demostrado tener mucha mala baba y mucha bilis y envidia escondida durante años. Cada segundo que pude vivir en Huracán jamás lo viviréis vosotros. Y lo que sufrí, en todos los aspectos, con mi familia, tampoco. Pero eso es otra historia, y queda para mí.

A estas alturas de mi vida elijo a mis amigos y mis enemigos. Me enfrento con quien yo quiero, porque no todo el mundo merece mi tiempo. No es chulería, ni ir de sobrado por la vida, que cuando pegan tantos palos eso se te cura, es que algunas cosas no las aguanto, ni las tolero. Pienso lo que me da la gana, creo en lo que me da la gana, y no admito que nadie me juzgue por como pienso. Sí, creo en el proyecto de Lim, aunque tiene muchas lagunas que se empeñan en no arreglar, y si no lo hacen llegará un momento en el que todo se podría ir al garete. Y se dice, y se cuenta, y se escribe, pero claro, aquí si no era un cometronchos profesional a buenas, eres el enemigo, y si no insultas cual quinqui barriobajero a malas también. Y eso da mucho asco.

Yo ya no consiento que nadie me dé lecciones, porque para eso estaba mi padre que en paz descanse, ni admito chantajes ni a los miserables que los practican. En esta web que dirijo replicamos todo lo que sale del Valencia en todas partes, citando las fuentes. Y claro que hacemos periodismo, no espiritismo. Contamos las cosas como van pasando, y luego contamos el final. Si no gusta lo sentimos, pero no obligamos a nadie. No jugamos a la lotería “para acertar”, pero si el Valencia llama a diez jugadores o le ofrecen 20 y lo sabemos, se cuenta. Y al que no le guste que no mire, es sencillo. A mi edad, yo ya no pienso cambiar.