A Negredo no le pesa el culo, es que el fútbol es un trabajo para el futbolista

Las sesiones a puerta abierta NO gustan a los profesionales, y hay que hacerlas, si, pero cuando toca y no por norma: son oro para el periodismo basura

Toni Hernández | 09 ABR. 2016 | 10:08

A Los Manolos de Deportes Cuatro les ha venido de miedo, un aficionado maleducado le dice a Negredo que le pesa el culo, y el madrileño, que también parece mentira, se gira y le dice claramente “me cago en tu puta madre”, y aunque todos sus compañeros paran el tema, el Valencia ya se va salpicado porque ese incidente aislado, puntual e innecesario, es el caldo de cultivo ideal para ese periodismo que se lleva ahora en el Siglo XXI de restregarse en el barro cual cerditos disfrutando del baño. Ese hecho no es que reabra un debate sobre si las sesiones de entrenamiento deben ser a puerta abierta o cerrada, es que esto, además de un sentimiento para muchos, es un trabajo para otros, y todo hay que hacerlo con medida.

El fútbol es de la gente, no de los futbolistas, ese que vaya por delante para dejar clara mi posición antes de seguir. Pero para ellos, para los profesionales a los que luego les exigimos el máximo siempre, es un trabajo. Hoy en día, cualquier cosa, por pequeña que sea, se convierte en un drama nacional, y en un problema para el club. Que el Valencia decidiera que ayer la sesión era a puerta abierta para que los jugadores sintieran el apoyo y el compromiso de la afición me parece perfecto, adecuado y necesario. Pero esta es la excepción, no la norma. En un entrenamiento normal, que de los 250 que puede haber en todo el año es lo habitual, ¿van 800 personas? La respuesta es que no, claro. La puerta cerrada no molesta al aficionado, molesta a los periodistas, no nos equivoquemos.

Pero es que, y alguno me dirá que es demagogia, y a lo mejor hasta lo es un poco, imaginemos ese programa de radio, o de televisión, o ese periodista escribiendo delante de su ordenador como yo ahora mismo, y un grupo de aficionados, que nosotros, igual que los futbolistas trabajamos para ellos, se ponen no a aplaudirnos si decimos algo que les gusta, sino a insultarnos si es al revés. Alguno puede decir, “pero eso es como en los partidos”. Vale, pues me la cojo más con papel de fumar. Reunión de redacción para un día de trabajo, que sería algo así como un entrenamiento, y público aplaudiendo o silbando. ¿Podríamos trabajar así? No, por supuesto. Al aficionado le importa poco, por regla general, si los entrenamientos son a puerta abierta o cerrada, porque el 90% de ellos no ha ido nunca a ninguno, ni irá. Otra cosa es que el club facilite a los medios el trabajo posterior en forma de entrevistas, ruedas de prensa, etc, pero ese es otro tema. Y de todos modos, lo único sagrado por encima de todo es que los jugadores, cuando se lo pida un aficionado, firmen un autógrafo o se hagan una foto. Porque el fútbol es de la gente, ni de los periodistas ni de los futbolistas.