Neville no valía, Ayestarán no es un mago, y el problema sigue en el césped

La plantilla, su calidad, su intensidad y su compromiso, eso es lo que está condenando al Valencia, que se jugará, más, la vida contra el Sevilla

Toni Hernández | 02 ABR. 2016 | 20:21

El once que puso en liza Pako Ayestarán lo hubiera firmado Gary Neville, lo mismo que el esquema de juego, incluso hasta los cambios, con ese de Paco Alcocer por Álvaro Negredo que hubiera incendiado Mestalla, y que a los pocos valencianistas que estaban en el Gran Canaria les pareció obsceno. El Valencia de Neville, como el Valencia de Ayestarán, se pueden poner por delante en el marcador, o remontar, es todo lo mismo, exactamente lo mismo. Y el problema sigue en el césped, en el verde. Con jugadores que son una rémora y otros que están lejísimos de su nivel óptimo. Individualizar da igual, porque el problema es colectivo, y matar a unos más que a otros no tiene demasiado sentido.

El Valencia hizo una aceptable primera parte, con un linier que mató a Alcocer dos veces de forma injusta, pero cuando el rival cobró el mando del partido, cuando tuvo el balón, todas las vergüenzas y las carencias que tiene el equipo salieron a relucir a lo bestia, sin control, sin freno. El baile de la segunda mitad fue terrible, y hasta el árbitro dejó claro lo malo que era no expulsando a Javi Fuego después de señalar el penalti del 1-1, que lo era. Resumir o regocijarse en lo visto en el debut de Ayestarán está de más, no suma, no renta. Se debe anotar en la libreta, pero ahora toca callar y sufrir, apretar los dientes hasta que sangren las encías. Porque eso es lo que viene: vamos a sufrir, no vamos a bajar y en el Valencia algo importante va a cambiar.

La frustración, el cabreo y el miedo están latentes en todos, por supuesto, es lo que toca, lo que se ha ganado este equipo en estos meses de competición. No hay pociones mágicas, ni magos, hay fútbol y futbolistas, que pueden tener más o menos suerte, pero que no pueden ser arrasados por el rival de turno que se ponga delante. Hay que tener orgullo y espíritu, y eso ni se entrena ni se compra, se tiene y se contagia, o no. Quedan 7 partidos, que si los miras es para temblar, pero empecemos por el domingo contra el Sevilla, que va a ser durísimo, y después iremos viendo. Pero ahora no es momento de cuchillos, no ahora no, tiempo habrá, pero no en este momento, aunque cada uno puede hacer lo que le la real gana.