Queridos Reyes Magos del balón y del periodismo

Uno de mis días favoritos del año, de siempre, ha sido el 5 de enero, porque siempre me ha trasladado una sensación especial, diferente, que me hacía ser siempre ese niño al que su padre conseguía emocionar cada año, el mismo padre que me metió el fútbol en las venas, y que era, con mi madre, mis oyentes fieles de cada programa, fuera a la hora que fuera, el día que fuera, y en la radio o la tele donde estuviera.

A los Reyes, en esta noche, les pido que no me quiten mi pasión por el fútbol, por el balón, por este juego maravilloso en el que te encuentras gente extraordinaria, y siempre, siempre, te hace aprender, mucho además. Saca lo mejor y lo peor de todos, y esas son pruebas de vida que te hacen más viejo, seguro, y menos torpe, que no sabio, también. No cambio un segundo en el fútbol por nada del mundo, con todo lo que se puede llegar a sufrir.

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El periodismo, esa pasión que ha sido mi trabajo toda la vida, que jamás dejará de serlo porque cuando se llevan las cosas en la sangre, no hay quien te lo pueda sacar. Las ganas de cambiar el mundo, de hacerlo un poco menos malo, esas nunca fallan, siempre están, y aquí, en www.deportevalenciano.com, he vuelto a disfrutar de hacer lo que mejor sé: contar cosas con un equipazo al que le tengo un gran cariño, personal y profesional

Hay muchas todavía para contar, muchas. Falta decir que el Valencia es campeón de la Champions League, que es el único título de los que se disputan que no he visto ganar al club como periodista. Esa es el gran objetivo, que sabemos que no será este año, pero que entre todos se podrá volver a soñar. Tenía otro sueño, que por desgracia, jamás se podrá cumplir, pero quizá eso me de más fuerzas para poder seguir empeñado en que nada es imposible, que las cosas son dependiendo del color con que se miren, y que al final, quien manda en esto, es el balón, que no habla con nadie.

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