Levante UD-Athletic de Bilbao (0-2): Sigue la crisis en Orriols

Los dos goles de Aritz Aduriz prolongaron la positiva semana bilbaína y hundieron aún más a un Levante que no consigue romper su mala racha de resultados.

Redactor Jefe | 01 FEB. 2015 | 19:16

El colista de la Liga española se sigue complicando la vida en el descenso, sin fortuna de cara a puerta e incapaz de sumar algo positivo en duelos directos como el de esta mañana. Llegó el Athletic de Bilbao a Orriols, recientemente clasificado para las semifinales de la Copa del Rey pero con solo cuatro puntos más en el campeonato doméstico, y un igualado partido en el Ciutat de València acabó derivando en derrota del Levante UD por 0-2 con un doblete de Aduriz.

Busca el Levante un gesto de reciprocidad con el fútbol que le permita liberar tensiones y volver a esbozar una profunda sonrisa ganadora, pero en la matinal del Ciutat de València chocó de bruces con la furia incontenida de Aduriz, un futbolista que tiene entre ceja y ceja el marco azulgrana cada vez que ancla sus botas sobre el verde y aparece reflejada la imagen que emite la sociedad ubicada en el barrio de Orriols. Transita el Levante metido en una combativa pelea contra sí mismo y contra todos los fantasmas que parecen rodearle durante las últimas semanas de la competición liguera.

Hay una cierta lírica, de vertiente romántica, en sus movimientos. Su puesta en acción es por momentos poética, pero, pese a los argumentos que trata de mostrar para reconducir la situación por la que atraviesa, no le alcanza para ajusticiar a sus adversarios y redimirse de la angustia y de la incertidumbre que le envuelve como un manto metálico y rígido. Busca el grupo una correspondencia con la disciplina del balompié, pero sigue enfrentado al gol, pese a la aparición de Kalu Uche sobre el tapete verde. Es evidente que el atacante africano se convierte en la gran esperanza granota para el ciclo de partidos que se avecina hasta el definitivo ocaso de la Liga.

El Levante no parecía un equipo de mirada atribulada en el arranque de la cita liguera frente al Athletic Club. Había un aire festivo que envolvía al escenario del Ciutat de València. Y esa emoción se transmitía al verde. El balón iba por toda la geografía del verde sin detenerse en exceso en la línea de medios. El bloque de Lucas Alcaraz no tardó en dar muestras de una portencial peligrosidad, principalmente por el costado derecho.

Por ese espacio Morales emergía para desboblarse en tareas defensivas y ofensivas. Dueño de la banda derecha de la defensa, su notable condición física le permitía proyectarse en nuevas aventuras con destino hacia los dominios de la portería defendida por Iraizoz. Es indudable que Morales protagonizó buena parte del relato del duelo ante el conjunto vasco. Es uno de los jugadores con mayor recorrido del plantel. Y Lucas Alcaraz tratá de explotar esas virtudes desde el perfil derecho del campo, bien en facetas más defensivas, bien en tareas más ofensivas.

Lo cierto es que Morales percutió por ese flanco durante el primer acto. La grada rugió después de una colada del madrileño que concluyó con un ajustado disparo al palo izquierdo del arco bilbaíno. El Levante rozó el gol. El partido estaba vivo. No había corsés que oprimieran a los futbolistas. Muniain chocó con el larguero de Mariño en una letal salida a la contra del bloque de Valverde que desnudó a la zaga local. No obstante, al Athletic Club le costaba sujetar a su oponente.

El Levante, pese a los condicionantes y el contexto en el que se encuentra parecía decidido a gobernar la confrontación. Xumetra añadía más argumentos por la banda derecha. Y Camarasa llegó hasta la frontal del área y armó un portente disparo que se fue envenenando tras pegar en el cuerpo de Iturraspe. Camarasa evidenció atrevimiento y osadía; dos cualidades que cotizan al alza en el fútbol. Y Simao se sacó dos cabezazos con marchamo de gol. Como sucedió con anterioridad en Elche o en Villarreal, el equipo de Alcaraz competía en igualdad de condiciones ante su oponente.

No había excesivas distancias entre los rivales. Sin embargo, la fórmula del gol no acababa de materializarse. Y la frontera que distancia el bien del mal es muy escueta en este tipo de situaciones. El gol de Aduriz, tras revolverse en el interior del área delante de Vyntra, en el nacimiento del segundo episodio del partido supuso un quebranto anímico. Las permutas establecidas por Valverde, con Muniain en la mediapunta, desnortaron al Levante que atravesó por uno de los períodos más complejos del duelo.

No obstante, el bloque de Lucas Alcaraz logró recomponerse. Uche saltó al verde evidenciando que puede convertirse en un futbolista determinante. El atacante nigeriano ofreció soluciones y trató de descongestionar el juego granota. Sus decisiones siempre fueron correctas aunque es evidente que necesita tiempo para incrustarse en el ecosistema blaugrana. Xumetra, Casadesús y Rubén tuvieron el gol en sus botas. Sin embargo, fue Aduriz quien rasgó las ilusiones de redención ya sobre el tiempo.