Keylor Navas, el salvador granota

El internacional de Costa Rica está a un gran nivel

Redactor Jefe | 10 FEB. 2014 | 17:53

Parece innegable el ascendente que está alcanzando el arquero en el ecosistema azulgrana, y los motivos son más que obvios en la afirmación de este juicio, pero quizás el análisis establecido se quedaría incompleto sin añadir nuevos argumentos. Desde ese prisma, habría que valorar la filosofía que caracteriza al Levante de Joaquín Caparrós. El sentido gremial impera en un grupo que hace de la fe un valor y una virtud para afrontar los retos sobre el verde. Quizás el principal poder del bloque emane de la lectura que realiza de los enfrentamientos.

El Levante es capaz de caminar por el alambre durante los noventa minutos superando todo tipo de vicisitudes. Sabe a lo que está jugando en todo momento durante el desarrollo del enfrentamiento y se bate con honor y con pasión en busca del Santo Grial que determina la suma de los puntos. Es difícil agitar al Levante como equipo. Nunca llega a caer y es capaz de restablecerse y sobrevivir en las condiciones más adversas como hacen los viejos boxeadores. Y entre sus virtudes está la condición de confundir a su oponente. Siempre está en vigilia y en plena alerta.

En cierto modo, la Real Sociedad fue presa de esa inercia. Habría muy poco que reprochar al once realista. El equipo siempre trató de encontrar los resortes para rasgar el entramado defensivo granota. Tocaba la Real Sociedad en vertical y sobaba el balón en horizontal en busca de la amplitud para sorprender a su oponente. Aceleró la confrontación y se lanzó al abordaje en los minutos iniciales de la segunda fase. Inclusive desde el banquillo se introdujo más madera y savia con la aparición de Vela, Canales o Seferovic por el campo, pero esta visión más despiadada no inmuta al bloque de Caparrós.

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El Levante es inmune a estos movimientos máxime si su rival se estrella ante Keylor Navas. La escuadra granota es el paradigma de la máxima resistencia y con una tranquilidad pasmosa consigue enfriar el duelo mientras va dibujando una capa de desconfianza sobre su contrincante. No es una duda inmediata pero va corroyendo el sistema nervioso de su rival para alterarlo. Y así resistió el Levante en un escenario complicado donde la Real había resuelto con suma facilidad y un aluvión de goles los seis choques anteriores de manera encadenada.