Pizzi, el macanudo de Santa Fe

Quiere  volver a estar en el Valencia y demostrar su valía como técnico

Jose Hernández | 18 DIC. 2013 | 02:38

Juan Antonio Pizzi podría convertirse en el nuevo entrenador del Valencia Club de fútbol, de confirmarse su contratación sería el séptimo técnico nacido en argentina que se hace cargo de la primera plantilla del club tras Mauricio Pellegrino, Héctor Cúper, Jorge Valdano, Alfredo Di Stefano, Valdez y Alejandro Scopelli. Pese a las complicaciones, Pizzi está por la labor de llegar a Valencia y redimirse de su paso por el conjunto de Mestalla.

La vida suele dar segundas oportunidades, y los diferentes caminos del destino se cruzan a veces para ofrecer brillantes paradojas. Juan Antonio Pizzi podría volver a Valencia, una ciudad en la que no tuvo suerte como futbolista y que justo dos décadas después, le abre la primera puerta europea en su carrera como entrenador.

Es difícil relacionar la imagen de Pizzi con la del Valencia CF. Su nombre está ligado a Tenerife y a Barcelona. El primero, la isla donde se dio a conocer y el lugar donde mostró su mejor fútbol. El segundo fue el gran club en el que pudo conquistar títulos, y donde su nombre permanecerá unido para siempre entre los aficionados gracias a la voz de Joaquim María Puyal y su “Sos macanudo, viejo”; el futbolista terminaba de marcar el que probablemente fue el gol más importante de su carrera en un partido de copa ante el Atlético que finalizó 5-4.

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Pero el camino hasta la cima no fue fácil. Antes, Javier Clemente le había hecho debutar con la selección española en noviembre de 1994, meses después de abandonar la disciplina del Valencia y haber vuelto al CD Tenerife. España necesitaba gol, jugadores con capacidad de molestar a las defensas y puntería; Pizzi encantaba al seleccionador, aunque lo cierto es que para jugar en el equipo el de Santa Fé tuvo que adquirir la nacionalidad.

No fue un proceso sencillo para Juan Antonio,ya que incluso algunos familiares se sintieron molestos, y más cuando en 1995 le marcó un gol a la Argentina de Passarella en un encuentro amistoso. El gol le acompañó siempre, menos en Valencia.

Valencia 1993-94

Juan Antonio Pizzi llegó a Valencia en verano de 1993, con el neerlandés Hiddink sentado en el banquillo del equipo. Su cesión iba acompañada de una posible compra al año siguiente, un aspecto que enfureció a Johan Cruyff (entonces técnico del Barça) ya que el conjunto catalán tenía preferencia sobre varios jugadores del club chicharrero, uno de ellos Pizzi. El argentino estaba en trámites para conseguir la nacionalización española, y debía aportar remate y brega, entrar a todos los balones para ser el complemente perfecto de Lubo Penev y Mijatovic.

Su primer encuentro se produjo en el Trofeo Naranja ante el Werder Bremen y no marcó; igual que Kempes pensaron los más optimistas. Pero Pizzi nunca ofrecería su mejor versión. Se estrenó como goleador oficial en el campo del Lleida, en una jornada en la que los blanquinegros (ese día jugaron con pantalón y medias negras por exigencias del guión) se jugaban el liderato de la liga.

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Pero lo cierto es que el jugador no encontró el ritmo ni un puesto fijo en el equipo. El Valencia funcionaba bien, luchaba en los primeros puestos de la liga, pero Pizzi no era más que un recurso para dar descanso a los delanteros habituales. El Karlsruher fue el rival del Valencia en la segunda ronda de la Copa de la UEFA. En el partido de ida jugado en el Luis Casanova los de Hiddink no dieron opción: ganaron 3-1 con dos goles de Lubo Penev, aunque el tanto alemán obra de Schutterle dejaba abierta la eliminatoria. Penev vio una tarjeta amarilla que le impediría jugar la vuelta, por lo que Pizzi tendría que ocupar su lugar.

Por fin conseguía un puesto en en el once en un partido importante. Alemania era el lugar perfecto para demostrar que Pizzi era un delantero de garantías que podría ser útil al equipo en el futuro...el resultado fue demoledor, 7-0. Los jugadores que disputaron aquel encuentro quedaron marcados para el resto de sus carreras, y obviamente Juan Antonio Pizzi fue uno de los focos de las críticas. Inoperante y desaparecido en ataque

Aquel resultado tiró por tierra las cosas buenas que el equipo tenía. Hubo cese de entrenador, cambios de presidente y hasta Lubo Penev sufrió una grave enfermedad. El detalle anecdótico fue la búsqueda del gol 3000 en la liga. El Valencia estaba a sólo un gol de conseguirlo, pero el mal fario parecía instalado en el club y el tanto se resistía....hasta que el 9 de enero de 1994 Pizzi lo consiguió en el José Zorrilla de Valladolid. El gol sólo sirvió para empatar a uno, pero Pizzi ganaba un pequeño rincón en la historia del Valencia con esa acción. Esa noche, el programa deportivo de la desaparecida televisión pública valenciana abría su espacio con las imágenes del tanto a ritmo del Aleluya de Haendel. El gol 3000 había llegado.

Pizzi jugó su último partido con el Valencia en San Mamés, no marcó y fue expulsado; un triste final. Poco tiempo después se lesionaba de gravedad y retornaba a Tenerife. Nadie tuvo interés en que pudiera continuar en Valencia. En la isla llegaría el triunfo, los 31 goles y la internacionalidad.

El reconocimiento para un delantero que logró convertirse en poco tiempo en uno de los más cotizados de Europa y que terminó, sólo dos años más tarde de abandonar Valencia, jugando la Eurocopa de Inglaterra 1996 con la selección española.

Rosario, Toluca, Tenerife, Valencia, Barcelona, River Plate, Rosario Central, Oporto y Villarreal fueron sus clubes. Ahora está construyendo los cimientos de una prometedora carrera como técnico que ya ha vivido algunos triunfos. Tras conquistar América ahora quiere dar el salto a Europa. Valencia se sitúa en el horizonte para darle una oportunidad. El “Macanudo Pizzi” ante el reto de su vida.