El PSG destapa las vergüenzas del Valencia (1-2)

Rami da motivos para soñar en el descuento

Francisco Ortí | 12 FEB. 2013 | 22:24

El Valencia ha perdido contra el PSG en el partido de ida de los octavos de final de la Copa de Europa por 1-2 en Mestalla y se complica muy mucho su clasificación para la siguiente fase.

La escena era perfecta. Música de Champions, Mestalla lleno y tifo espectacular en el fondo de sur de la Curva Nord. Todo perfecto para una noche mágica. Y lo fue, pero para el PSG. El conjunto parisino destapó las vergüenzas del Valencia al tiempo que vivía su bautismo europeo en la Ciudad del Turia, después de muchos años alejado de la primera página del fútbol continental. Poco pudo hacer un conjunto valencianista, que se mostró permisivo en defensa, inoperante en ataque y con la garra como único argumento para hacer daño a un PSG muy inteligente a nivel táctico. El gol de Rami en el descuento permite soñar, pero la realidad apunta en otro sentido.

El partido siguió un guión similar al 0-5 encajado ante el Real Madrid. Lo que se vio en Mestalla fue tan doloroso como lo de aquella noche, aunque menos cruel. Doloroso porque el Valencia recibió un baño de realidad. Quedó en evidencia el verdadero nivel del conjunto valencianista. Y la verdad, ofende. Te la diga un niño, un borracho o un equipo multimillonario. Más todavía en Valencia, donde la afición es tan exigente como soñadora y necesita muy poco para ilusionarse con su equipo.

Los buenos resultados obtenidos por el equipo en Liga y la escalada clasificatoria para aproximarse a la Zona Champions había hecho creer al valencianismo que volvía a tener un equipo capaz de pasearse por Europa con autoridad, pero el correctivo fue todavía más duro que el de años anteriores. Contra el PSG ni siquiera se dio la sensación de poder siquiera inquietar a los franceses. La primera mitad fue un auténtico poema romántico. De los románticos autodestructivos. Banega aparecía para equivocarse. Jonas directamente ni aparecía. La defensa quedó retratada como una zaga de corto alcance. Tan sólo sirve para jugar en Liga, en Europa se ve superada con facilidad.

Zlatan Ibrahimovic, a medio gas, jugó como quiso con Rami y Ricardo Costa, para que Lavezzi pudiera correr a sus anchas. Por su parte, el experimento de Guardado como lateral izquierdo, tan aplaudido en Liga, fue un pasillo por el que Lucas corrió sin oposición. Noches como esta hacen creer que no le costará tanto adaptarse al fútbol europeo como le había parecido en sus primeros encuentros con los parisinos. Como este panorama, el PSG se sintió cómodo para desarrollar su juego. Le cedió el balón al Valencia, y desde la oposición controló el partido. No necesitó la posesión para dominar al rival.

La superioridad del PSG en el primer tiempo fue aplastante y su contundencia en ambas áreas terminó de inclinar la balanza a su favor. Un disparo a la madera de Lucas fue el primer aviso ante el que se escuchó un suspiro de alivio en Mestalla, pero los franceses no volverían a perdonar. A los 10 minutos Lavezzi fusiló a Guaita tras tirar una pared con Pastore para abrir el marcador, y poco antes del descanso fue el propio Pastore quien hizo el segundo para el PSG. Tres zarpazos y dos goles.

En la segunda mitad, Valverde extirpó los dos males más infecciosos de su equipo (Jonas y Banega) para inyectar adrenalina con Valdez y Canales. La doble sustitución tuvo un efecto inmediato, y el Valencia vivió su mejor cuarto de hora del partido, pero Ancelotti reaccionó de manera inmediata. Retiró a Lucas y blindó su centro del campo con la entrada de Chantome para devolver el encuentro a un escenario favorable para sus intereses. Fue la sentencia. El Valencia continuó acaparando la posesión hasta el final del encuentro, pero el peligro tenía acento francés y el PSG pudo ampliar la cuenta para firmar un resultado sonrojante. Sin embargo, cuando el partido parecía cerrado, Rami recortó distancias en una jugada a balón parado que el PSG se olvidó defender e Ibrahimovic vio roja directa. Suficientes motivos para soñar, para pensar en la épica, pero siendo realistas la sensación que queda es que el Valencia está muy lejos de la nobleza europea.