La vendetta del hijo de Cundi

El asturiano vuelve a casa en su momento más difícil

Rafa Carretero | 10 ABR. 2012 | 18:44

Rubén Suárez anda con un enfado morrocotudo. No es sólo que el tema de su renovación continúe encallado, sino que se está contaminando. El club ha vuelto a pedirle paciencia al tiempo que a oídos del jugador llegan comentarios que lo empeoran todo. Que si pide demasiado, que si no puede exigir, que si raja de esto o aquello y un largo etcétera de dimes y diretes. Un cóctel explosivo al que se suma su escasez de minutos y la falta de sintonía con Juan Ignacio.

Sin embargo, paradójicamente toda la rabia contenida dentro del pequeño asturiano puede derivar en que sea titular en El Molinón este miércoles. JIM planea cambios para dosificar minutos en el equipo titular y ha dejado entrever en el entrenamiento de esta tarde en Buñol que la suya puede ser una de las caras nuevas. Máxime teniendo en cuenta que Barkero arrastra ligeras molestias y que Ghezzal parece carne de banquillo.

Gijón es un escenario especial para Rubén y el técnico lo sabe. Siempre ha sido su equipo del alma, pero también el que lo despachó tras quedarse a las puertas del ascenso. El mismo con el que nunca jugó en Primera. Tal vez por eso el factor emocional sea clave para que 'Rubeninho' vuelva a jugar de inicio, algo que no consiguió pese a sus importantísimos goles en las últimas jornadas. Más leña al fuego para agravar su malestar. Y es que, pese a que la grada se mojó por él, Juan Ignacio siguió fiel a su idea de que el exyogurín funciona mejor de revulsivo que con papel protagonista. Una máxima que sólo en coacciones puntuales parece pasar por alto.

"El Sporting me lo enseñó prácticamente todo en el fútbol. Uno puede tener unas cualidades; ellos ayudan a potenciarlas", explica Rubén, que vistió la camiseta rojiblanca durante 19 temporadas. "Desde los cinco años iba todos los días a entrenar". Hijo del mítico Cundi, hasta su propio padre cree que la relación de parentesco le pasó factura: "Nos comparaban, quizás se le exigía más que al resto y sobre todo había quienes pensaban que jugaba por ser el hijo de… No le benefició".

Hoy, por segunda temporada consecutiva, Rubén podrá sacarse esa espina. Su madre, Margarita, y su hermana, Marta, volverán a estar en el palco para verlo en directo, aunque en su casa aseguran que lo peor que les podría pasar es que El Molinón le silbara. Y es que el hijo de Cundi se hizo granota con el tiempo pero nadie duda de que rebosa sportinguismo por los cuatro costados.