El Levante se prepara para la salida de JIM

El club prevé que el de Rabasa pueda romper su contrato

Rafa Carretero | 13 MAR. 2012 | 14:40

Juan Ignacio Martínez renovará con la permanencia por otra temporada, pero está por ver que cumpla su contrato. El técnico tiene encima de la mesa tímidas ofertas de clubes ingleses y todo apunta a que en las próximas semanas van a llegarle otras que ya serán más en firme. Su tirón está fuera de toda duda y económicamente el míster de Rabasa puede tener ante sí la oportunidad de su vida. Habitual de los banquillos del fútbol más modesto, pese a haber hecho sus pinitos en Segunda A, JIM podría asegurar su futuro y el de su familia marchándose al extranjero, donde ganaría lo que el Levante no puede ofrecerle.

En Orriols llevan un tiempo ya con la mosca detrás de la oreja. La cláusula de rescisión del entrenador es de un millón de euros y si Quico Catalán se pone tan firme como con Luis García volverá a hacerse fuerte en ella. Sin embargo, ni JIM es Luis ni el actual técnico parece por la labor de tirarle un pulso al club. Su idea es continuar el proyecto con los granotas, aunque no le hace ascos a escuchar ofertas. "Es un halago que se interesen por tu trabajo", decía hace unos días a propósito del interés de West Bromwich, Aston Villa y Sunderland.

Por si las moscas, el Levante está moviéndose y pensando en perfiles similares al de los últimos inquilinos de su banquillo. Entrenadores de perfil bajo con una experiencia por desarrollar en la élite y acordes a su tesorería. Manolo Salvador no quiere quedarse en fuera de juego si de aquí a unos meses JIM llega a su despacho y le comunica que se va.

El club granota tiene claro que nunca dará el primer paso para deshacerse de un entrenador con el que está alcanzando sus mejores cotas. Sin embargo, es un hecho que JIM tiene sus enemigos dentro del club y que durante la mala racha de resultados se puso en cuestión su valía. Por eso, hay malas lenguas que sostienen que sería un alivio su marcha, pese a que la realidad es que el peaje podría ser tremendo.

Consciente de que en el momento de la verdad echó en falta algo más de apoyo, Juan Ignacio no ha hecho declaraciones altisonantes pero cuenta su entorno que tiene una espina clavada por las dudas que florecieron a su alrededor. Tiempos críticos en los que los más cenizos vaticinaban que el equipo no volvería a ganar un partido. Aunque aquella herida ha dejado de sangrar, no ha cicatrizado del todo. De hecho, sigue latente y podría acelerar los acontecimientos en verano.