Botelho, en busca del indulto

Además del expediente disciplinario y el multazo de 15.000 euros, Botelho tiene que cumplir la condena deportiva de no entrar en las convocatorias. Un castigo no escrito y de una duración indefinida que Juan Ignacio podría levantarle en breve.

El brasileño va por el buen camino y su actitud ha dado un giro de 180 grados, tal y como el cuerpo técnico y sus propios compañeros han percibido. Con el paso adelante que ha dado se está quitando días de condena y si no vuelve a desviarse del camino su regreso a las convocatorias acabará siendo antes de lo esperado.

Antes de su fuga del hotel, el cuerpo técnico había decidido que siguiera un plan de acondicionamiento para compensar su falta de forma y que se recuperara de sus problemas en la espalda, algo a lo que ahora se dedica en sesiones extraordinarias. Sin embargo, no sólo es una cuestión física, ya que otro de los objetivos es recuperarlo psicológicamente. Las charlas con Javi Pereira, el segundo de a bordo, son constantes.

Juan Ignacio y Manolo Salvador están de acuerdo en sacar provecho de su cesión. El futbolista fue salvado por sus propios compañeros y no tiene hecha una cruz definitiva, aunque sí es cierto que tendrá que sudar la gota gorda. El míster ha reconocido públicamente que fue un error por su parte darle tantas oportunidades y que para volver a contar los argumentos del jugador deben estar fuera de toda duda.

La mayoría del Consejo, de hecho, estaba por la labor de darle boleto. Un buen número de directivos criticaron al brasileño en el último Consejo también por su controvertida aportación al equipo, aunque del máximo de 60.000 euros la multa se quedó al final en 15.000, en parte porque la mitad de lo que le abona el Levante no es en metálico sino por concepto de vivienda. "Si nos pasábamos, para jugar en el Levante tendría que pagar. Le habría estado bien merecido, peo tampoco es eso", dice en privado uno de sus más feroces detractores en el club.