Nadie lo hubiera imaginado...

Los Valencia-Villarreal se juegan en primera desde 1998

Jose Hernández | 06 ENE. 2012 | 07:16

Nadie hubiera imaginado lo que sería de aquel equipo años después. El Villarreal se presentaba en Mestalla como el hermano pequeño que asoma la cabeza entre los aplausos de quien parece haberlo vivido todo.

Valencia y Villarreal inauguraron su historial de enfrentamientos en primera división una tarde de Septiembre de 1998. Todavía con los ecos de aquel sonado ascenso conquistado en Santiago de Compostela, y con el orgullo en los dos bandos de poder participar de un duelo entre dos equipos de la comunidad valenciana en la máxima categoría.

El aficionado valencianista se alegró de aquel ascenso. Las paradas de Palop (un hombre que parecía no tener sitio en el club) ante la ex-leyenda valencianista Lubo Penev encendieron las luces de valencianía en televisiones y periódicos locales. El Villarreal era el ejemplo que debían seguir el resto de clubes de la comunidad. El Valencia se sumaba a aquel apoyo colectivo con su acuerdo de colaboración para ceder jugadores. Si Andrés Palop y en un pasado Miguel Angel Angulo ya habían vestido la camiseta del submarino amarillo, en su debut en primera sería otra joya de la factoría de Paterna, el centrocampista David Albelda el que englosaría la lista de jugadores que tomaron la dirección de Castellón en busca de una oportunidad. El de la Pobla Llarga ya había dejado un grato recuerdo en la primera de sus cesiones al Villarreal.

Miles de seguidores del Villarreal recorrieron los pocos kilómetros que separan el municipio castellonense de la capital valenciana. En medio de un ambiente festivo y de un hermanamiento que los de Mestalla, solo conocieron en sus partidos frente al añorado y querido Logroñés, las peñas de los dos clubes confraternizaron en los aledaños de Mestalla en torno a paellas y horchata.

El Villarreal era un equipo construido para defender su condición de equipo de primera. El debut soñado tuvo lugar en el Santiago Bernabeu. El Real Madrid campeón europeo esperaba al humilde conjunto castellonense. Los de Irulegui pagaron la novatada del principiante y salieron goleados del recinto de la Castellana. Con la lección aprendida se presentaron en el viejo Mestalla, conscientes de que el equipo debía sufrir si tenía el propósito de sacar algo positivo.

La alineación del submarino amarillo presentaba demasiados nexos de unión con su rival valencianista. Los viejos rokeros Serer y el ex-internacional Roberto, que en Villarreal se había transformado en Robert y dotó de un sello más personal a los galones de su capitanía. Los citados Albelda y Palop retornaban al estadio en el que siempre soñaron que triunfarían. Aquel equipo lo completaba una mezcla de jugadores económicamente asequibles y de trabajadores del fútbol. Gica Craioveanu se convirtió en uno de los futbolistas más rentables de la primera división,por no hablar de Gerardo, Alberto o el incombustible Francisco Salillas, el hombre gol que poseía un instinto letal y que no obstante, tuvo pocos minutos ese año.

El partido fue trabado. Tanto que el francés Alain Roche fue expulsado en la segunda parte y el Valencia tuvo que sacar las uñas para terminar ganando el partido. Angulo, la "libélula" que enamoró al Madrigal tiempo antes, desequilibró un choque que parecía predestinado al cero a cero teniendo en cuenta el bagaje de los dos hombres que se sentaban en los banquillos, el italiano Claudio Ranieri y el guipuzcoano José Antonio Irulegui.

En aquel encuentro surgieron los primeros piques. Cánticos entre seguidores que desembocaron en el primer paso al divorcio que vivirían los dos clubes (las aficiones por encima de todo). Nadie hubiera imaginado que aquel hermano pequeño que vestía de amarillo se convertiría en rival del Valencia en una semifinal de la Copa de la UEFA por ejemplo. Para el Valencia, que venía de la Intertoto aquel año, era un sueño poder llegar a disputar rondas tan lejanas en alguna competición europea. Seis años después el duelo se repetiría con una final en juego. Nadie, ni el más aventurado de los presentes habría imaginado algo así. Valencia y Villarreal disputan el derbi valenciano más consolidado de nuestro fútbol.