El último servicio de Geijo en Orriols

El hispano-suizo sigue dando beneficios

Rafa Carretero | 17 DIC. 2011 | 15:21

“Es una de las cinco mejores operaciones del Levante en toda su historia”, dijo Quico Catalán en el verano de 2009 cuando traspasó a Álex Geijo al Racing de Santander. El delantero hispano-suizo se había pasado media temporada gravemente lesionado, pero aun así su cartel fue suficiente para que los granotas, entonces en Segunda División, consiguieran una cantidad tan importante por él.

El club lo había tasado en dos millones y Francisco Pernía, dispuesto a rascarse el bolsillo antes de que la crisis le diera de lleno, alcanzó esa cifra en la reunión que mantuvo con el Levante en Madrid la noche del 15 de julio. En concreto fueron 1,8 millones fijos a desembolsar a plazos más unos variables por objetivos deportivos, incluyendo su posible internacionalidad absoluta. Con el riesgo, eso sí, de que pese a encontrarse el Racing al borde del abismo los pagos no estaban avalados, el montante total podría alcanzar los 2,2, amén del 15% de un futuro pase.

Precisamente a ese 15% corresponden los 270.000 euros de ingresos anunciados por el club en la Junta de Accionistas del pasado lunes y que han ayudado a cerrar el pasado ejercicio con un superávit de 2,6 millones. Un pellizco correspondiente a su traspaso al Udinese, actual propietario de los derechos del delantero, cedido en el Granada. Y es que, pese al extraordinario rendimiento económico que el Levante le ha sacado, deportivamente Geijo no ha cumplido todas las expectativas depositadas en él.

En su día fue una petición expresa de Mandiá, pero en El Sardinero las cosas no rodaron. El técnico fue destituido y Geijo se quedó a contrapie. Gianni de Biasi, que lo conocía de unos meses en el Levante del descenso, se lo llevó a Italia, pero a las pocas jornadas también fue despedido y las cosas volvieron a pintar oscuras para un goleador que no encontró tampoco su sitio en Italia. Fue la pasada temporada, con el Granada, con quien volvió a despuntar. Pero no en Primera, sino en Segunda, que es la categoría donde hasta la fecha verdaderamente ha marcado diferencias.

Tras una negociación complicada y mucho tiempo de espera, Geijo fue uno de los fichajes de la era Villarroel. Tenía una de las fichas más altas de la millonaria plantilla de entonces, con un millón de euros, pese a venir del Xerez. La administración concursal trató de forzar su salida, pero tras no alcanzar un acuerdo con la Real Sociedad, en Orriols se decidió arriesgar a la espera de que pudiera revalorizarse y sacarle un mayor jugo. Y eso pese a la contrapartida de tener que asumir un sueldo que era un tercio de todo el plantel de bajo coste confeccionado para la supervivencia.

Luis García cambió su rebeldía por protagonismo. Lo hizo capitán y lo convirtió en el jugador franquicia del equipo hasta que se lesionó de gravedad a mitad de curso en la víspera de un partido. Fueron sus mejores meses en Orriols. Suficientes para que equipos como el Racing tomaran nota de aquel espigado ariete apodado el ‘Emperador’.

Su etapa en el Ciutat fue más intensa que productiva. Se topó con los graves problemas económicos de 2008, pero también forjó lazos con la ciudad y el vestuario. No en vano, en los últimos años ha tratado varias veces de volver, pero sin éxito. Económicamente está fuera de las posibilidades de un Levante al que volverá a enfrentarse mañana después de haber sido noticia hace apenas unos días por su último servicio en Orriols.