Emery y el arte de desmotivar

El técnico castiga y premia sin sentido

Nacho Ballester | 27 OCT. 2011 | 10:15

Que el Valencia aburrió ayer a las ovejas ya lo sabemos pero... ¿por qué juegan así?, ¿falta de motivación? Unai Emery es un técnico que destaca por su capacidad para hacer alineaciones sorprendentes cada semana y eso, obviamente, trastoca a los futbolistas. El técnico guipuzcoano o confía en el jugador o no y si alguien comete un fallo o se sale de la norma lo fusila deportivamente. Existen algunas excepciones que luego comentaremos.

Sin ir más lejos empezamos con Dani Parejo y con el partido de Zaragoza. Tras la lesión de Canales, el de Coslada se perfila como titular o por lo menos como el mejor colocado para suplir esa posición de enganche. Ayer lo saca de titular y al descanso le corta la cabeza para sacar a Mathieu. Así explicaba el cambio Emery en rueda de prensa: "Estoy satisfecho con el trabajo de Parejo. Ha sido un cambio puramente táctico para adelantar un poco más a Piatti. Nos faltaba profundidad y he querido sacrificar la creación por favorecer a la profundidad". ¿Para que vamos a crear cuando podemos ir como pollos sin cabeza corriendo al ataque? Todo para luego cambiar a Piatti a los 14 minutos de la reanudación. ¿Ahora sí querías crear no o tampoco? Parejo no debe esta muy motivado ya que cada vez que le ponen el caramelo en la boca se lo quitan a los pocos segundos y eso, con un futbolista en pleno crecimiento no debe ser muy aconsejable.

Otras de las sorpresas de la tarde fue el descarte de Emery antes del partido. Pablo Hernández se quedó en la grada y Feghouli volvió a ser titular. ¿Decidió Unai castigar al castellonense por su último error ante el Athletic de Bilbao? o ¿quería darle descanso después de haber jugador 23 'minutazos' frente a los leones?Pablo Hernández

Nadie entendió dicho descarte. Parece que con el futbolista de origen argelino sí se está teniendo paciencia.

Otro de los jugadores que no debe sentirse muy arropado es Pablo Piatti. Al delantero argentino no le están saliendo bien las cosas y la culpa no es solamente suya. Cuando es titular, lo cambian siempre y pronto, y cuando es suplente sale tarde y revolucionado. Piatti es un futbolista explosivo, muy necesario para el ataque de un Valencia que depende excesivamente de que Soldado tenga el día y eso Emery parece no verlo. Hay que darle minutos y más minutos para que vuelva a ser el mismo que en Almería.

El siguiente y último capitulo lo protagoniza el amigo Ricardo Costa, alías 'el que mejor representado está por sus agentes'. El portugués tiene tres problemas: su 'boquita de oro', su capacidad para liarla dentro y fuera del campo y su agencia de representación. A todo esto le sumamos que Emery le 'cerro' el grifo tras cuajar una media parte más que pobre en el primer partido de liga ante el Racing de Santander. Desde entonces se lo cargó hasta que Rami fue sancionado en Mallorca. Costa volvió a la titularidad hasta que el lunes su agencia publicó otra noticia hiriente para el Valencia. Emery cogió el cuchillo en forma de convocatoria y le corto las alas al central luso. Como tiene que estar el asunto señores para que juegue Ángel Dealbert como titular por delante de él. El portugués y el guipuzcoano ya han roto relaciones. Uno menos para la causa.

Ricardo Costa

Para cerrar queremos hablaros de las excepciones poco entendibles. El caso de Miguel Brito brilla por sí solo. Al lateral se le ha perdonado absolutamente todo cuando no fueron capaces de colocarlo en ningún equipo. ¿Por algo será no? La gente no firmar así como así a un futbolista acusado de formar parte de un tiroteo, de llevar pistola, de tener altercados en discotecas, de atropellar ancianas con el coche o de llegar tarde a los entrenamientos. No suele ser un buen cartel este para vender nada. Pero para Unai, "había que volver a comprometerlo con la causa" justo después de firmar a Antonio Barragán. El lateral gallego ha jugado lo mismo que el canterano Juan Bernat, es decir 45 minutos. ¿A este no le comprometemos con la causa, Unai?

En fin señores, que todo sigue igual: Unai cargándose jugadores y ganando partidos flojísimos ante rivales menores. Lo de ayer fue un auténtico suplicio y, por desgracia, no es ni la primera ni la última vez que lo veamos.