El Valencia y sus victorias al Zaragoza en La Romareda

Viejos tiempos que quedan lejos

Toni Hernández | 26 OCT. 2011 | 08:35

El Valencia de Rafa Benítez y el de Unai Emery se parecen, por desgracia, en el blanco de los ojos. Los partidos que jugaron los blanquinegros del ex técnico de Liverpool e Inter de Milán, se ganaron. Dos partidos vitales en La Romareda jugándose la vida. Seis puntos vitales. Los hombres de Unai Emery acumulan desastre tras desastre en campo maño. Y toca jugar al lado del río Ebro...

Tengo muy frescos en mi memoria esos dos partidos. El primero fue contra un Zaragoza en problemas por evitar el descenso. Terminó bajando. Aquel equipo era un manojo de nervios, y el Valencia, lanzado, jugó como solía aquel año. En un córner, un crack como Francisco Joaquín Pérez, el gran Rufete, marcaba un gol que festejaban 4.000 valencianistas y que daba media Liga.

Dos años más tarde, casi en la misma altura de competición, y con un gol muy similar, Jorge López lanzó una falta y Miguel Ángel Angulo metió la cabeza y el alma entera, se consiguió otro triunfo que dejaba el paso despejado para poder alcanzar el sexto título liguero. Aunque aquel partido siempre será recordado porque Jaume Ortí, el presidente, se puso el mundo por montera y una peluca naranja inmortal en la cabeza.

Jaume Ortí con la peluca naranja

Unai Emery y el Valencia, en La Romareda contra el Real Zaragoza, es sinónimo de desastre absoluto. 3-0 una vez y 4-0 el año pasado. Cada partido con sus connotaciones, pero con idéntico final: derrota y ridículo absoluto. Y el partido de esta noche, con un Valencia tocado y un entrenador desorientado, da algo más que miedo. Da pánico. Respeto. La temporada está en juego en las dos próximas semanas. ¿Tremendista? No, no, sólo ojeo el calendario con algo de atención. Hay que conocerlo bien para hacer ciertas valoraciones. Zaragoza, Getafe, Bayer Leverkusen… O la cosa va bien, y bien es 9 puntos, o todo no puede seguir igual, qué duda cabe.

La Romareda, Unai Emery y su Valencia, una ecuación que se ha demostrado ruinosa en los dos años precedentes, que debe cambiar de forma radical esta misma noche, porque si no, si eso no llega a ocurrir, si se da la imagen de las visitas precedentes, y sobre todo, las derrotas, la noche puede ser larga. Y nadie que tenga sesera valencianista puede desear tal cosa.