El Valencia vuelve a los 80

Del equipo campeón al reservón

Toni Hernández | 20 OCT. 2011 | 09:05

Lo que pasó ayer en Alemania puede pasar. De hecho pasa. Es más, al Valencia de Unai Emery le pasa siempre. Cada vez que el entrenador vasco ha enfrentado un partido clave, una "final", el resultado ha sido el mismo: derrota miserable y el valencianismo hundido.
Dos terceros puestos en la Liga de los "torpes" han valido a Manolo Llorente para seguir confiando en Unai, vender todo lo vendible, vender más aún, e incluso gastar en jugadores que no cuentan para el técnico. Se ha perdido calidad por arrobas, pero la caja cuadra, el entrenador traga, y con todos los demás a años luz de Barcelona y Real Madrid, se instala uno cómodamente en la mediocridad. En el conformismo. En la nada.

Pero luego vienen los partidos en los que debes dar un paso adelante. Cuando tienes que demostrar de qué pasta estás hecho. Que realmente vales para estar entre los mejores. Y ahí, en el momento donde se distingue a los buenos de los que no lo serán jamás, ahí, el Valencia no aparece desde hace siete años. En los últimos tres y medio de una manera vergonzosa: con el aplauso de algunos que a todo han puesto buena cara.

Ahora nos dirán que hay que ganar al Bayer Leverkusen en Mestalla. Vamos hombre, por Dios,que tonta la afición del Valencia no es. Esa pretensión tan vieja de hacer estúpido al personal me molesta sobremanera. Y llenaremos el campo. Y haremos ambiente. Y banderas. Y bufandas. Y papelitos de colores. Y Unai... Y el miedo... Y el conformismo. Y el "queremos ser campeones"... Y "con la deuda que tenemos" (32 millones gastados en fichajes)... Esto es una tomadura de pelo que dura porque la afición del Valencia está adormecida como jamás la recordaba. No. Si la recuerdo así. En los ochenta, a finales, y sobre todo, en los noventa. Todo vale. Todo es bueno. Ganamos, fenomenal. Perdemos, esto es Valencia.

Echo la mirada atrás y no siento nostalgia, sino que me dan escalofríos. Intento retroceder en el tiempo, intento buscar causas, soluciones, problemas... Pero sólo encuentro conformismo. Buenas palabras, mejores formas. Ni un mal gesto, ni una buena acción. El valencianismo se queja, y no poco. Yo lo escucharía. Antes de que sea tarde.