Mestalla

El ambiente que había en Mestalla contra el Chelsea era excepcional. Los que habíamos, entregados. La competición, el rival, la magia de esas noches ayuda a generar una mística que sólo es posible bajo determinados parámetros.

Pero mirando hacia arriba, a la grada, te dabas cuenta que había mucho hueco. Estuvimos lejos del lleno, mucho, y era el partido “estrella” del grupo, aunque el decisivo vaya a ser contra el Bayer Leverkusen.

Eso me hace reflexionar mucho sobre la necesidad del público en las gradas, su apoyo, su aliento, y el alejamiento que éste parece tener en este tipo de partidos. El año pasado, contra el Rangers, el Valencia se lo jugaba todo, y apenas hubo 32.000 personas. Es decir, esto no es algo nuevo.

El “abono Champions” entiendo que no ha funcionado, puesto que la idea de sacarte la entrada para los tres partidos de la fase de grupos por anticipado, no convence, aparentemente. Hay quien piensa que sin saber los rivales es caro, aunque otros, como servidor, pensemos que cuando el Valencia juega Champions, o Liga, o Copa, o lo que sea, el contrario sólo es el de turno.

La crisis que todos padecemos afecta, vaya que si lo hace, y otros factores intangibles que dan para otro debate eterno, también. Pero el problema existe, y hay que atajarlo. El día de los alemanes, que nos la vamos a jugar, el campo debe estar a reventar, y todos mordiendo desde antes que arranque el choque.

Hay que estrujarse la mente un poco, pensar, y sobre todo, no encontrar la solución fácil, que es poner unos precios, que ahí quedan, y el que quiera/pueda pagar bien, y el que no, a casa. Eso está bien, si, pero no podemos ser ajenos a lo que pasa a nuestro alrededor.

Necesitamos ver Mestalla lleno, todos. Y creo que es el momento de dejar de pedir sacrificios a los de siempre y ser un tanto más benévolos con los que siempre han pagado… los platos rotos y las cuentas. Pensemos…